Las localizaciones de Duelo al sol continuaron durante largas semanas en el abrasador desierto de Arizona, y los ánimos se iban caldeando. A muchos miembros del equipo les parecía que la película no iba a terminarse nunca, porque Selznick no iba a permitirlo. Aparecía con nuevas páginas de guión para ampliar y modificar las escenas existentes o inventaba secuencias totalmente nuevas.
Juan TEJERO, ¡Este rodaje es la guerra!, T&B Editores, Madrid, 2008.