Enrique Larreta me aseguró que había llegado a un punto en que no podía leer: toda frase le sugería un cúmulo de ideas y de imágenes que lo extraviaba por esos mundos de la mente y le hacía perder el hilo de la lectura.
Adolfo BIOY CASARES, Descanso de caminantes, Sudamericana, Buenos Aires, 2001.