"Me da más miedo el verano en Fresno que a Von Paulus el invierno en Rusia. Mirad, cuando hacer fresco y llueve, casi puedo soportar esta ciudad. Pero el calor..., ¡ah!, eso no hay quien lo aguante. Bastante problema es estar gordo cuando hace frío, así que imaginad lo que es cuando aprieta el calor; los gordos lo pasamos peor que nadie. Todo el tiempo sudando, empapados. Uno se da asco a sí mismo, ¿vale? Escaparate que pasas, escaparate que se convierte en un espejo, y te ves reflejado con aquellos andares de pato, la pinta de gilipollas que te da esa estúpida camisa blanca talla XXL, la corbata amenazando con estrangular tu obesa y colorada garganta, unas manchas como lagos en los sobacos... mientras que a tu lado van pasando flacos y flacas que se dedican a correr en su tiempo libre y no sudan ni una maldita gota. Pero no soy yo sólo. Lo juro por Dios: en Fresno todo el mundo pierde veinte puntos de coeficiente intelectual cuando empieza el calor."
Gary BRECHER, op. cit.