HARRIS: Vacas, cerdos, guerras y brujas

"Si pensamos que un enigma no tiene una respuesta, nunca la encontraremos."

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"La gracia alcanzada al acatar los tabúes dietéticos depende de no saber exactamente lo que Yahvé tenía en mientes y de no intentar descubrirlo."

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"Cuanto mayor es la tentación, mayor es la necesidad de una prohibición divina."

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"El clímax del amor a los cerdos es la incorporación de la carne de cerdo del anfitrión humano y del espíritu del cerdo al espíritu de los antepasados."

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"Mientras en rumbim de sus vecinos permanece plantado, los tsembaga no tienen que preocuparse de verse atacados."

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"Algunos guerreros se inspiran en el pensamiento de la venganza, otros en la perspectiva de comer carne humana."

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"Cada muerte en el campo de batalla es rumiada por los parientes de la víctima, que sólo quedaban satisfechos tras haber igualado la partida matando a un enemigo."

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"Los maring esperan que la opulencia de su kaiko desmoralizará a sus adversarios."

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"Todos los hombres yanomamo abusan físicamente de sus esposas. Los esposos amables sólo las magullan y mutilan; los feroces las hieren y matan. Esto tiene que ver con la necesidad sentida por los hombres de demostrarse unos a otros que son capaces de matar."

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"Las mujeres yanomamo esperan ser maltratadas por sus maridos y miden su estatus como esposas por la frecuencia de las pequeñas palizas que les propinan sus maridos."

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"Desean que se las pegue, lo esperan. Encuentran difícil imaginar un mundo en el que los maridos sean menos brutales."

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"Rechazamos al que se jacta, porque algún día su orgullo le llevará a matar a alguien. De ahí que siempre hablemos de la carne que aporta como si fuera despreciable."

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"Los japoneses empezaron a saquear los huertos de los nativos, los cocotales y las plantaciones de bananas y de caña de azúcar. Robaron hasta el último pollo y cerdo. Después se lanzaron sobre los perros y se los comieron, y cuando se acabaron los perros, cazaron a los nativos y también se los comieron."

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"No se trataba de que no pudiera captar los principios en cuestión, sino más bien que los encontró inaceptables."

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"Durante la fiesta de Pascua, un soldado romano levantó su túnica y se tiró un pedo contra la multitud de peregrinos y adoradores del templo. Los jóvenes más impulsivos y los grupos alborotadores se precipitaron a la batalla. Se requirió la presencia de la infantería pesada romana, lo que provocó un pánico gigantesco en el que, según Josefo, murieron pisoteadas 30.000 personas."

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"Las masas eran sumamente peligrosas en aquellos días antes de la invención de los fusiles y los gases lacrimógenos."

Marvin HARRIS, Vacas, cerdos, guerras y brujas, Alianza Editorial, Madrid, 1980.