GREINER: Lutero

"Pocas cosas son las que sabemos, a decir verdad, acerca de las circunstancias de que Dios se valió, poco a poco, para llamar a Lutero."

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"¡Qué Dios tan terrible! ¡Ojalá no existiera!"

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"En Roma recorrí todas las iglesias y todas las criptas. Yo creía todas las mentiras que se contaban."

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"Mi vida tenía a los ojos del mundo una gran apariencia de santidad; a mis ojos no era nada. Tenía un espíritu roto y estaba siempre triste."

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"¡Qué crímenes, qué escándalos esas fornicaciones, esas borracheras, esa pasión desenfrenada del juego, todos esos vicios del clero! Grandes escándalos, lo confieso; es preciso denunciarlos, es preciso ponerles remedio."

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"Adquiere la convicción de que la verdadera Iglesia no se reviste con la institución visible cuyo jefe es el papa; es, más bien, la comunidad de los creyentes, constituida y unida por la fe en Jesucristo."

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"La unción, la tonsura pueden muy bien producir hipócritas; sólo el bautismo hace cristianos."

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"Nadie, dice el derecho canónico, puede remover al papa, aunque éste llevara las almas a su perdición eterna. Sólo Satanás puede haber instituido un privilegio semejante."

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"No son ciertamente las obras buenas las que hacen bueno al hombre; es el hombre bueno el que hace buenas obras."

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"Se gloriaban de ser pobres e ignorantes, por cuanto ¿no es precisamente a los pobres y a los niños a quienes se ha prometido el reino?"

Albert GREINER, Lutero, Sarpe, Madrid, 1985.