El Madrid, a ocho puntos, necesitaba ganar aquel partido para recortar distancias. Y pese a la enorme diferencia futbolística mostrada entre ambos equipos a lo largo del curso, hizo méritos para conseguirlo. Laudrup adelantó al Barcelona en la primera parte, pero Butragueño empató poco después. Mediada la segunda mitad, cuando todo estaba por decidir, apareció Spasić. Él nunca podrá olvidarlo: "Todo cambió en mi vida tras aquel partido. Fue terrible para mí".
Eusebio cuelga un centro desde la derecha. Nando y Maqueda saltan para cabecear, pero ninguno alcanza la pelota. Tampoco el portero Jaro, que amaga la salida y acaba en el suelo. La meta está desguarnecida, pero no importa, porque en el segundo palo está Spasić completamente solo para despejar el peligro. O eso parecía. Para asombro de todos, Spasić improvisa un escorzo y acomoda la cabeza para poner, no sin cierto mérito, el balón dentro de su portería.
Durante unos segundos, mientras el estadio entero rugía, Spasić se quedó inmóvil, con una rodilla flexionada y la otra clavada en el suelo. Posiblemente aprovechó la postura para implorar a la tierra que le tragara allí mismo, al borde del área chica.
Miguel GUTIÉRREZ, Parecía un buen fichaje, Córner, Barcelona, 2013.