Hoy cumplo 43 años. He desperdiciado mi vida y me merezco el castigo que ahora me inflige una mano injusta. Hoy deambulo en mis pensamientos por las afueras de la cuestión de la felicidad. Nunca en mi vida he sido feliz —ni un solo día. Pero he sido infeliz muchas veces —hasta el borde del suicidio.
A partir de ahora buscaré la felicidad. ¿Tal vez exista en la fe —en el sacrificio? No tengo fe, pero pido fe. Extraño. ¡¡Extraño me resulta que este sea yo!! ¿Hacia dónde se encamina esto?
Con un arrepentimiento amargo y doloroso tengo que reconocer que he vivido increíblemente mal. Todo lo he malgastado: el tiempo —el dinero — la confianza — las capacidades — el amor de madre y padre y Bella. He arrasado con todos los valores morales y materiales.
Estoy a punto de decirme a mí mismo: ahora vas a pagar por ello. Hasta a q u í has tenido que llegar para comprenderlo. Inclínate ahora en silencio y no te quejes. Pero no serían más que palabras. T e n g o que quejarme por mi penuria. T e n g o que mantener una esperanza en el futuro. T e n g o que creer que esto no es el último capítulo.
Petter MOEN, Diario, Veintisiete Letras, Madrid, 2009.