Veía perfectamente, pero ¿qué veía? Abrí un ejemplar de la revista National Geographic y le pedí que me describiese unas fotos.
Las respuestas fueron muy curiosas. Los ojos iban de una cosa a otra, captando pequeños detalles, rasgos aislados, haciendo lo mismo que habían hecho con mi rostro. Una claridad chocante, un color, una forma captaban su atención y provocaban comentarios… pero no percibió en ningún caso la escena en su conjunto. No era capaz de ver la totalidad, sólo veía detalles, que localizaba como señales en una pantalla de radar. Nunca establecía relación con la imagen como un todo… nunca abordaba, digamos, su fisonomía. Le era imposible captar un paisaje, una escena.
Le enseñé la portada de la revista, una extensión ininterrumpida de dunas del Sahara.
—¿Qué ve usted aquí? —le pregunté.
—Veo un río —dijo—. Y un parador pequeño con la terraza que da al río. Hay gente cenando en la terraza. Veo unas cuantas sombrillas de colores.
Oliver SACKS, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.