Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 31 de agosto de 2015

S.T.T.L. Wes Craven


S.T.T.L. Oliver Sacks

Veía perfectamente, pero ¿qué veía? Abrí un ejemplar de la revista National Geographic y le pedí que me describiese unas fotos.

Las respuestas fueron muy curiosas. Los ojos iban de una cosa a otra, captando pequeños detalles, rasgos aislados, haciendo lo mismo que habían hecho con mi rostro. Una claridad chocante, un color, una forma captaban su atención y provocaban comentarios… pero no percibió en ningún caso la escena en su conjunto. No era capaz de ver la totalidad, sólo veía detalles, que localizaba como señales en una pantalla de radar. Nunca establecía relación con la imagen como un todo… nunca abordaba, digamos, su fisonomía. Le era imposible captar un paisaje, una escena.

Le enseñé la portada de la revista, una extensión ininterrumpida de dunas del Sahara.

—¿Qué ve usted aquí? —le pregunté.

—Veo un río —dijo—. Y un parador pequeño con la terraza que da al río. Hay gente cenando en la terraza. Veo unas cuantas sombrillas de colores.

Oliver SACKS, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.

viernes, 28 de agosto de 2015

SARAMAGO: La mazorca

Soy yo el único que puede recordar aquella soberbia sandía de cáscara verde que comimos a la orilla del Tajo, el melonar dentro del propio río, en una de aquellas lenguas de tierra arenosa, a veces extensas, que el verano dejaba al descubierto con la disminución del caudal. Soy yo el único que puede recordar el crujir de la navaja, las tajadas rojas con las pepitas negras, el castillo (en otros sitios se le llama corazón) que se iba formando en el medio con los sucesivos cortes (la navaja no alcanzaba el eje longitudinal del fruto), el zumo que nos escurría garganta abajo, hasta el pecho. Y también soy yo el único que puede recordar aquella vez en que fui desleal con José Dinís. Andábamos con la tía María Elvira en la rebusca del maíz, cada cual en su carril, con un saco colgado al cuello, recogiendo las mazorcas que por desatención hubieran quedado en los tallos cuando la cosecha general, y he aquí que veo una mazorca enorme en el carril de José Dinís y me callo para ver si él pasaba sin darse cuenta. Cuando, víctima de su pequeña estatura, pasó de largo, fui yo y la arranqué. La furia del pobre expoliado era digna de verse, pero la tía María Elvira y otros mayores que estaban cerca me dieron la razón, que él la hubiera visto, yo no se la había quitado. Estaban equivocados. Si yo hubiera sido generoso le habría dado la mazorca o le hubiera dicho, simplemente: «José Dinís, mira lo que tienes ahí enfrente». La culpa fue de la constante rivalidad en la que vivíamos, pero yo sospecho que en el día del juicio final, cuando se pongan en la balanza mis buenas y malas acciones, será el peso de aquella mazorca lo que me precipitará en el infierno.

José SARAMAGO, Las pequeñas memorias, Alfaguara, Madrid, 2007.

miércoles, 5 de agosto de 2015

BRADBURY: Fracasar es rendirse


Fracasar es rendirse. Pero uno está en medio de un proceso móvil. Entonces no hay nada que fracase. Todo continúa. Se ha hecho el trabajo. Si está bien, uno aprende. Si está mal, aprende todavía más. El único fracaso es detenerse. No trabajar es apagarse, endurecerse, ponerse nervioso; no trabajar daña el proceso creativo.

Ray BRADBURY, Zen en el arte de escribir, Minotauro, Barcelona, 1995.

martes, 4 de agosto de 2015

MÁRAI: Él cometía delitos a diario

 

Kosztolányi sabía eso. Que sólo es posible escribir en trance, pero que al mismo tiempo es necesario ser absolutamente consciente del proceso y tener la lógica del matemático cuando resuelve una ecuación de segundo grado. Decía que, al dar vida a una obra maestra, es necesario actuar como cuando se comete un delito. Él cometía delitos —importantes o insignificantes— a diario. Los cometía con rapidez porque no solamente estaba salvando la nación, sino que también vivía con inmediatez, día a día, de lo que ganaba con su escritura, para mantener a su familia y ayudar a sus amigos y a sus amantes. Al mismo tiempo era consciente de que la profesión que practicaba es una empresa similar a la de alguien que transmite sus ideas con la ayuda de frecuencias, de ondas, en lugar de con palabras. Sabía que al publicar en un periódico tenía que escribir de distintas maneras a la vez, como había afirmado San Pablo en su Epístola a los Corintios: "Cantaré con el espíritu pero también con la mente". Cuando alguien "canta con el espíritu", es poesía; cuando alguien "canta con la mente", es prosa, con la fuerza de atracción de un imán muy poderoso. Él cantaba al mismo tiempo con el espíritu y con la mente. Y cantaba allegro vivace porque le urgían los honorarios.

Sándor MÁRAI, ¡Tierra, tierra!, Salamandra, Barcelona, 2006.

domingo, 2 de agosto de 2015

ROTH: Cojo frases y les doy vueltas

 

Cojo frases y les doy vueltas. Eso es mi vida. Escribo una frase y le doy una vuelta. Luego la miro y le doy otra vuelta. Luego como algo. Luego vuelvo y escribo otra frase. Luego tomo el té y le doy una vuelta a la nueva frase. Luego vuelvo a leer ambas frases y sigo dándoles vueltas. Luego me echo en el sofá y pienso un poco. Luego me levanto, lo tiro todo a la papelera y empiezo desde el principio. Y si me desentiendo de esa rutina durante más de veinticuatro horas, me pongo frenético de aburrimiento, por la sensación de estar desperdiciando el tiempo.

Philip ROTH, La visita al maestro, Arcos Vergara, Barcelona, 1980.

sábado, 1 de agosto de 2015

Libros de julio

 

  • La visita del maestro
  • El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco
  • Diario íntimo (C.B.)
  • Short Cuts
  • Descanso de caminantes
  • ¡Tierra, tierra!
  • Budapest
  • Historia de la columna infame
  • Cartas a Lord Alfred Douglas
  • El Príncipe Feliz y otros cuentos
  • Conversaciones con Borges
  • Por favor, sea breve
  • Poemínimos
  • Las guerras de Israel
  • Ojos de aguja. Antología de microrrelatos
  • Estilo rico, estilo pobre
  • Leer y escribir
  • Dos veces cuento. Antología de microrrelatos
  • Novelas en tres líneas
  • 101 cuentos clásicos de China
  • Rincón de haikus
  • Vidas imaginarias
  • La cruzada de los niños
  • Madrigales de la pensión
  • El microrrelato español. Una estética de la elipsis
  • El padecimiento continuo
  • La otra mirada
  • Breve historia de Francisco Pizarro
  • Otoño romano
  • El límite de la palabra
  • Por favor, sea breve 2
  • El cine negro en 100 películas
  • Por favor, sea breve
  • Después de Troya