Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

miércoles, 30 de noviembre de 2011

BORGES: El jardín de senderos que se bifurcan



-¿Usted sin duda querrá ver el jardín?

—¿El jardín?

—El jardín de los senderos que se bifurcan.

sábado, 26 de noviembre de 2011

WODEHOUSE: Lo que quiero

No quiero ver a nadie, no quiero ir a ninguna parte ni hacer nada. Lo que quiero es escribir.

Adolfo BIOY CASARES, De jardines ajenos, Tusquets, Barcelona, 1997.

lunes, 7 de noviembre de 2011

1 Corintios 15, 52



The trumpet shall sound, and the dead shall be raised incorruptible, and we shall be changed.

sábado, 5 de noviembre de 2011

ZWEIG: La necesidad del fracaso

En el fracaso es donde conoce el artista su verdadera relación con la obra: en la derrota, el general, sus faltas, y en la pérdida del favor, el hombre de Estado, la verdadera perspectiva política. La riqueza permanente debilita; el aplauso constante hace insensible; únicamente la interrupción procura al vario ritmo de la vida nueva tensión y elasticidad creadora, únicamente la desgraciada mirada profunda y extensa para la realidad del mundo. Enseñanza dura, pero enseñanza y aprendizaje es todo destierro: al débil le amasa de nuevo la voluntad, al indeciso le hace enérgico; al duro, mas duro aún. Nunca es el destierro para el verdadero fuerte una mengua: es siempre un tónico de su fuerza.

Nada más propicio para una carrera que su interrupción temporal, pues el que ve el mundo siempre desde arriba, desde la nube imperial, desde la altura de la torre de marfil del Poder, no conoce otra cosa que la sonrisa de los subordinados y su peligrosa complacencia; el que siempre sostiene en las manos la medida, olvida su verdadero valor.

La ceguera de Milton, la sordera de Beethoven, la cárcel de Dostoievski, la prisión de Cervantes, el encierro de Lutero en la Wartburg, el destierro de Dante y la reclusión voluntaria de Nietzsche en las zonas heladas de la Engadina, fueron exigencias del propio genio, ordenadas secretamente contra la voluntad despierta del hombre mismo.

Stefan ZWEIG, Fouché. El genio tenebroso, Editorial Juventud, Barcelona, 2004.

TORRES: La ofrenda

Kabil elevó los brazos al cielo e invocó a los espíritus de sus antepasados con un grito que asustó a los indígenas que le rodeaban. Se hizo un prolongado silencio, quebrado únicamente por el chisporreteo de los leños encendidos.

Cuando ya parecía que su deprecación había sido desoída por los bacabob, el chamán se levantó lentamente, separó a Yatzil de su madre y la atrajo hacia sí. Sacó del frasco que llevaba en la cintura un puñado de ceniza y lo esparció sobre la cabeza de la niña enferma, al tiempo que susurraba la antigua plegaria. Poco después, Yatzil dormía tranquila sobre el suelo, libre ya de la fiebre y las convulsiones que habían sacudido su escuálido cuerpo durante días.

Kabil, que se había quedado a su lado todo el tiempo, se irguió con dificultad y apagó lo que quedaba del fuego. Estaba agotado: sabía que ahora tenía que pagar el precio. Ignorando a quienes, agradecidos, le salían al paso, se alejó de la aldea con pasos cansados y se adentro en la oscura selva. Los indígenas dicen haber visto los hilos nacarados que tendieron los bacabob desde los cuatro puntos cardinales para elevarlo al cielo esa misma noche.

LORINGHOVEN: El búnker con Hitler

"Yo no había cometido actos contrarios al derecho internacional que reprocharme personalmente. Pero al mismo tiempo, había continuado prestando mis servicios como soldado junto a un criminal."
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"Un hombre de cincuenta y cinco años con aspecto de anciano, encorvado, jorobado, con la cabeza hundida entre los hombros, el rostro muy pálido, los ojos apagados y la piel grisácea."
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"Más aún que la muerte, lo que temíamos era caer vivos en manos del enemigo."
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"En aquel momento, sentí vergüenza de abandonar a mis hombres y me preguntaba cómo les iba a dar la noticia. Pero todo fue bien y me desearon buena suerte sin el menor sentimiento de envidia."
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"Representaba el prototipo de oficial superior del que Hitler desconfiaba: cultivado, inteligente y reflexivo."
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"Un frente oriental tan agujereado como el calcetín de un soldado de infantería."
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"Hitler acumulaba no menos de 72 altos cargos del Estado."
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"Todavía recuerdo la manera como pronunciaba la palabra fannatisch, que utilizaba muy a menudo."
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"Se formaba su propia visión personal de la realidad y se aferraba a ella contra viento y marea."
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"El respeto del superior al que había que confiar la responsabilidad tuvo en ese caso un efecto desastroso. La reservatio mentalis (reserva mental) facilitaba la obediencia. En virtud de esta tradición, los jefes militares obedecían al jefe del Estado que les descargaba de su responsabilidad ante la historia."
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"El general nos aseguró su lealtad y Guderian se lo agradeció regalándole un Mercedes. Unos días más tarde, Vörös utilizó su nueva limusina para entregarse a los soviéticos."
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"No sé si era propio de su carácter tomarse las cosas más a la ligera o si estaba ya resignado y no se hacía ilusiones de poder influir en las decisiones del Führer."
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"La guerra estaba perdida, confesó entre lágrimas por primera vez, pero él se quedaría en Berlín para dirigir la defensa de la ciudad y se mataría para no caer en manos del enemigo."
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"¡No somos más que un depósito de cadáveres!, dijo alguien expresando el sentir general."
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"Le vi pasar por el pasillo, por delante de mi habitación abierta, escoltado por cuatro SS, con aspecto hundido y las charreteras y condecoraciones arrancadas del uniforme."
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"Me pareció ver en su mirada como una pizca de envidia. Éramos tres hombres jóvenes y sanos que tenían una oportunidad de salvar la piel, y él ya no la tenía."

Bernd Freytag von LORINGHOVEN, En el búnker con Hitler, Crítica, Barcelona, 2007.

viernes, 4 de noviembre de 2011

HITLER: Los cazadores

—Qué han cazado ustedes? ¿Águilas, leones...?
—No, vulgares conejos.
—Entre los conejos debe reinar ahora una gran alegría. El aire es puro.
—Sí.
—Sin duda han utilizado ustedes balas explosivas...
—Simplemente de plomo.
—¿Han matado o herido algún ojeador?
—No, que yo sepa.
—Es una lástima que no se les pueda utilizar, a ustedes los cazadores, contra los guerrilleros rusos.
—El ministro de Asuntos Exteriores aceptaría sin duda esta invitación a tomar parte en un comando.
—¿Cuál es el récord de caza de Ciano?
—Cuatrocientas piezas.
—¡Nada más que cuatrocientas! ¡Si sólo en el curso de sus servicios como piloto hubiera abatido al menos una ínfima parte de esa cifra en aviones enemigos! ¿La cacería ha concluido sin más?
—La caza es un maravilloso tónico; se olvidan todas las preocupaciones.
—¿Y usted cree que para tonificarse es indispensable matar liebres y faisanes? El gozo de matar une a los hombres. Felizmente, no entendemos el lenguaje de las liebres. Tal vez se expresaban así hablando de ustedes: «¡Era incapaz de correr, ese gran cerdo!». ¿Qué pensará de todo esto una vieja liebre con una experiencia de toda la vida? Entre las liebres debe producirse un gran júbilo cuando se percatan de que un ojeador ha recibido un balazo.

Las conversaciones privadas de Hitler, Crítica, Barcelona, 2004.

VERNE: Prospera el que es sobrio, trabajador, honrado

Paddy O’Moore contó su historia. Era la de todos los emigrados a quienes la miseria destierra de su país. Muchos van a buscar fortuna, y no encuentran más que infortunios y contratiempos. Se quejan de la suerte, olvidándose de dirigir cargo alguno a su falta de inteligencia, a su haraganería y a sus vicios. El que es sobrio y trabajador, económico y honrado, generalmente prospera.

Julio VERNE, Los hijos del capitán Grant, Esplandián Editores, Madrid, 1994.

jueves, 3 de noviembre de 2011

HITLER: Los funcionarios

A veces le decía: "Padre, piense que...". En seguida me cortaba la frase: "Hijo, yo no tengo necesidad de pensar, yo soy funcionario".

Las conversaciones privadas de Hitler, Crítica, Barcelona, 2004.

ASIMOV: La Iliada

Primer Canto
Agamenón, jefe entre las huestes griegas
con Aquiles sostuvo una refriega.
Discutieron larga y duramente,
mas Aquiles cada vez más enojado,
acabó por marcharse de repente.

Segundo Canto
Un sueño ha visitado a Agamenón.
Y sus planes destruye arteramente.
Las tropas se agitan levemente;
Primero habla Tersites, Odiseo lo acalla con su título
y el Catálogo de Naves es el próximo capítulo.

Tercer Canto
Menelao, aunque no el más poderoso,
es más fuerte que París el famoso.
En la lucha Menelao es cosa buena.
Fácilmente ganó el duelo por Helena.
Mas la diosa Afrodita al galán raptó.

Cuarto Canto
Entonces un licio con acierto raro
dispara una flecha por Zeus enviada.
¿Quién confiará en los Troyanos
si la astucia traidora de Pándaro
da fin a la tregua recién proclamada?

Isaac ASIMOV, Cuentos de los viudos negros, Alianza, Madrid, 1990.

MACHADO: En la guerra no se trata de convencer, sino de vencer

Cuando los hombres acuden a las armas, la retórica ha terminado su misión. Porque ya no se trata de convencer, sino de vencer y abatir al adversario. Sin embargo, no hay guerra sin retórica. Y lo característico de la retórica guerrera consiste en ser ella la misma para los dos beligerantes, como si ambos comulgasen en las mismas razones y hubiesen llegado a un previo acuerdo sobre las mismas verdades. De aquí deducía mi maestro la irracionalidad de la guerra, por un lado, y de la retórica, por otro.

Antonio MACHADO, Juan de Mairena, Alianza, Madrid, 1995.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

HITLER: Mujeres y política

Me dan horror las mujeres que se meten en política. Y si además se inmiscuyen en las cosas militares, entonces resultan completamente insoportables.

Las conversaciones privadas de Hitler, Crítica, Barcelona, 2004.

CASTILLA DEL PINO: Les invitaría a que dejaran de hacer lo mismo

El problema que acompleja a los que nos mandan en este momento en nuestro país no radica en que sean, lo que se dice, «los mismos», sino en que «sigan haciendo lo mismo». Llámense censuras y coartaciones a la libertad de expresión, malos tratos en determinadas instituciones, discrirninacíones partidarias, parcial administración de la justicia, partidaria y dirigida acción e inacción policial y, así, un largo etcétera, lo que nos conturba a los españoles es que nuestros gobernantes, de los cuales somos harto sabedores de su verbal abdicación de su pasado, persisten empecinadamente en idénticas actuaciones a las pretéritas. Me resigno de buen grado en ser gobernado por los mismos, pero les invitaría desde aquí a que dejaran de hacer lo mismo que siempre hicieron.

El País, viernes 15 de agosto de 1980.

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LORINGHOVEN: La frialdad de Manstein

Cuando finalmente el aparato despegó y ganó altura, tuve la impresión de volver a nacer. Pesaba 52 kilos, estaba hambriento, no me había afeitado ni lavado desde hacía semanas y llevaba puesto un uniforme sucio y desgarrado. Regresaba de muy lejos.

Al llegar a Melitopol, en el mar de Azov, me dirigí al cuartel general del grupo de ejércitos Don para depositar la saca de correos, llena de cartas de despedida de los que se habían quedado en la bolsa de Stalingrado. El mariscal de campo Von Manstein quería hablar conmigo. Sorprendido al verme en aquel estado, el teniente Stahlberg, su ayudante de campo, un joven oficial elegante y pretencioso, me estrechó la mano con mucha prudencia. Se preguntó sin duda si tenía piojos, cosa que era cierta.

El mariscal de campo me interrogó durante media hora, sobre todo acerca del ambiente que reinaba entre la tropa. Yo le expliqué con pasión que la mayoría de soldados del 6º Ejército seguía creyendo todavía firmemente en la promesa del Führer de salvarlos del infierno. Evoqué los rumores que circulaban y las fantasías que obsesionaban a las mentes febriles ante la muerte. Uno había oído el fuego de las fuerzas liberadoras, otro había visto relámpagos en el horizonte o un reflejo en el cielo. Manstein me escuchó atentamente pero sin reaccionar o manifestar la menor emoción.

Bernd Freytag von LORINGHOVEN, En el búnker con Hitler, Crítica, Barcelona, 2007.

martes, 1 de noviembre de 2011

HITLER: Los curas no interceptan aviones

Yo hubiera recurrido con gusto a los curas si pudieran ayudarnos a interceptar aviones ingleses. Pero de momento nos resultan más útiles los hombres que sirven en nuestros cañones antiaéreos que los individuos que manejan el hisopo.

Las conversaciones privadas de Hitler, Crítica, Barcelona, 2004.

CORNEAU: L’endroit clos où jamais l’âme ne se déguise…

Et si tout commençait dans une "chambre à soi" (Virginia Woolf), une cave (l'idéal de Kafka), un grenier (celui des "enfants frivoles" de Vialatte), une tour ("l'arrière boutique" de Montaigne), une cabane (Thoreau au bord de l’étang Walden), "un petit coin très près où l'on est très loin"...

Bref, un endroit clos où, comme dit exquisément Sacha Guitry, jamais l’âme ne se déguise…

Patrick CORNEAU, Le Lorgnon mélancolique, 14 de noviembre de 2007.

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MONTAIGNE: La trastienda

Hemos de reservarnos una trastienda muy nuestra, libre, en la que establezcamos nuestra verdadera libertad y nuestro principal retiro y soledad.

Michel de MONTAIGNE, Ensayos I, Altaya, Barcelona, 1997.