En mis salas de apuestas, un jugador nunca gana. Todos lo saben al entrar. Pero aprenden una lección profunda: consiguen una experiencia de gran valor. ¡Me considero un gran benefactor! Conozco a muchos que han renunciado al juego, se han curado de la avaricia y restaurado su salud mental gracias a mi tratamiento. El elogio, y no la censura, tendría que ser mi premio.
Javier REVERTE, El río de la luz, Plaza y Janés, Barcelona, 2009.