Son feroces, aumentando su
natural fiereza con el arte de buscar ocasiones: llevan los
escudos y los cuerpos teñidos de negro, y eligen para el
combate las noches más oscuras. Por su formidable
aspecto y negrura, este ejército salvaje va extendiendo el
terror, de modo que no hay enemigo que resista aquella
extraña y casi infernal apariencia, pues en todo combate
son los ojos lo primero que se vence.
TÁCITO, Germania.