Ahora solo me preocupa el presente. Hoy, aquí y ahora. Me pasé la mayor parte de mi juventud pensando en el porvenir, ya sabes, ay, con quién me casaré, tal vez un abogado, tal vez un futbolista, será moreno, será guapo y ancho de espaldas. Me encerraba en la habitación de arriba. La almohada era mi marido y yo le preguntaba por la oficina, ¿qué tal el día?, y luego por la cena, ¿te ha gustado?, y por las vacaciones, ¿dónde piensas llevarme este invierno? Y él me sorprendía con unos billetes de avión para ir a Belice y nos besábamos... Quiero decir que besaba a la almohada, sí, me lo hacía con la almohada, y luego confesaba que había ido al médico y que estaba embarazada. Así contado suena patético, ya lo sé. Pero todo era muy inocente... Luego la vida real va por otro camino, se hace con el mando, siempre lo hace. Y las cosas nunca son como tú las habías imaginado. Esa almohada fue mi mejor marido.
Tracy LETTS, Agosto, Madrid, Punto de Lectura, 2014.