"Su incógnito no servía para ocultar una personalidad sino un hecho. Cuando salía a relucir el hecho a través del incógnito, él abandonaba de repente el puerto donde se encontraba entonces y se iba a otro, generalmente a otro más oriental. Se retiraba con buen método hacia el sol naciente, y el hecho lo seguía como por casualidad pero inevitablemente."
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"En el sollado, se dejaba llevar y vivía en su imaginación por adelantado la vida del mar. Se veía a sí mismo salvando a gente de barcos que se hundían..."
Joseph CONRAD, Lord Jim, Edaf, Madrid, 2002.