Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

viernes, 22 de junio de 2012

BLANCO: El exterminio de los papiones de Cádiz



Hace cuarenta años cerraba el Auto Safari Andaluz. Decenas de animales que allí se exhibían fueron dejados en libertad. En pocos meses, la mayoría, acostumbrados a la vida en cautividad, habían muerto de hambre o habían sido abatidos por cazadores desaprensivos. A nadie le preocupó la suerte que iban a correr los 60 papiones que vivían en el Auto Safari.

Unos quince años después, los visitantes del Pinar del Rey, cerca de San Roque, decían que se habían encontrado con monos escapados de Gibraltar. Interesados, los ecologistas pronto se dieron cuenta de que los primates no eran macacos gibraltareños, sino papiones, especie propia de la sabana africana. Una veintena de individuos habían sobrevivido en la sierra. Incluso prosperaban.

Ecologistas y biólogos comenzaron a estudiar con curiosidad a los papiones. De noche, los primates se refugiaban en los roquedales del Pinar del Rey. Pasaban el día forrajeando en el bosque de alcornoques y acebuches y sólo se desplazaban al arroyo Alhaja, situado a un par de kilómetros del Pinar del Rey, para beber agua. El clima de esa zona de la provincia de Cádiz, cálido en verano y templado en invierno, sin heladas, era ideal para los papiones. Después de siglos, un grupo de primates volvía a vivir libre en el continente europeo.

La administración no miraba con tanto romanticismo a los papiones. En un principio trató de atraparles con aparatosas jaulas. Fracasó. En 1999, el Pinar del Rey se llenó de cazadores, que fueron acabando poco a poco con los desamparados papiones. A las pocas semanas, después de días sin avistar ningún ejemplar, abandonaron la sierra.

Aún hoy, viven en el Pinar del Rey un puñado de papiones, que evitan a los humanos. En pocos años, habrá desaparecido el último primate que todavía vive libre en Europa.

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