Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

sábado, 2 de junio de 2012

McCARTHY: Los últimos momentos de Wells


Deberías reconocer tu situación. Sería una actitud más digna. Sólo trato de ayudarte.

¡Qué hijo de puta!

Chigurh le observó. Sé qué más estás pensando, dijo.

Tú no sabes lo que pienso.

Crees que soy como tú. Que es sólo codicia. Pero no soy como tú. Llevo una vida sencilla.

Hazlo de una vez, Anton. No quiero escuchar tus estupideces.

No lo entenderías. Un hombre como tú.

Hazlo ya.

Sí, dijo Chigurh. Siempre dicen eso. Pero no va en serio, ¿eh?

Estás como una cabra.

Es inútil, Carson. Tienes que dominarte. Si tú no me respetas, ¿qué debes de pensar de ti? Mira dónde estás.

Crees que estás al margen de todo, dijo Wells. Pero no es así. De todo no. No estás al margen de la muerte.

Eso no significa lo mismo para mí que para ti.

¿Crees que me da miedo morir? Hazlo ya. Hazlo y muérete.

No es lo mismo, dijo Chigurh. Has renunciado a cosas durante años para llegar aquí. Creo que no lo he entendido nunca. ¿Cómo decide uno en qué orden abandonar su vida? Estamos en el mismo oficio. Hasta cierto punto. ¿Tanto me despreciabas? ¿Se puede saber por qué? ¿Cómo has permitido llegar a esta situación?

Wells miró hacia la calle. ¿Qué hora es?, dijo.

Chigurh levantó la muñeca y se miró el reloj. Las once cincuenta y siete, dijo.

Wells sonrió. Chigurh intentó no preguntarle por qué, pero no pudo resistirse.

¿Qué te hace gracia?

Estaba pensando en la lápida que mi hermano pondrá en la tumba. La fecha. Se equivocará en la fecha. Él vive en Nuevo México, ¿sabes?

Chigurh sintió que se estaba burlando de él. Rozó el gatillo con el dedo. Pero no disparó. No todavía.

Creo que hace tiempo que me lo veía venir. Casi como un sueño. Un déjà vu.

Miró a Chigurh.

Hazlo ya, Anton. Hazlo y púdrete en el infierno.

Cormac McCARTHY, No es país para viejos, Mondadori, Barcelona, 2006.