"-Amigo mío -me dijo mi tío-, tú te crees una gran cabeza, estás lleno de un orgullo insoportable por tus éxitos en las matemáticas, pero todo eso no sirve para nada. En el mundo sólo se medra por las mujeres. Tú eres feo, pero no te reprocharán tu fealdad, porque tienes expresión. Tus amantes te dejarán, y ten bien presente esto: nada más fácil que hacer el ridículo en el momento en que una mujer le deja a uno. Después de esto, un hombre ya sólo sirve, a los ojos de las otras mujeres, para echarlo a los perros del lugar. Antes que pasen veinticuatro horas de haberte dejado una mujer, declárate a otra, aunque, a falta de otra cosa, sea a una criada."
STENDHAL, Vida de Henri Brulard, Alfaguara, Madrid, 1988.