"La primera persona que probó un cangrejo debió comerse previamente una araña, aunque pronto se dio cuenta de que no convenía hacerlo."
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"En el campo, los cielos son altos y el emperador está lejos."
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"Los hombres clavan fotos de mujeres bonitas sobre la cabecera de la cama para estimularse, mientras que sus esposas se culpan a sí mismas de sus cuerpos ajados."
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"No pienses jamás en un hombre como en un árbol a cuya sombra puedes descansar. Las mujeres no son más que abono descomponiéndose para fortalecer el árbol."
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"Le preguntó cómo podían haber cambiado sus sentimientos. Él respondió con descaro que el mundo se halla sometido a cambios constantes."
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"La mujer solía salir de casa pronto por la mañana y volvía tarde, tambaleándose de cansancio. Su marido, que nunca se levantaba de la cama antes de la una del mediodía y se pasaba el día mirando la televisión, pretendía que él estaba más cansado por el estrés que le producía estar en paro."
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"Creo que la mitad de las familias chinas están formadas por mujeres agotadas por el trabajo y hombres que suspiran por sus ambiciones frustradas, culpando a sus mujeres y sufriendo ataques de rabia."
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"Nos habíamos quedado paralizados, contemplando el escenario: edificios desplomados, tuberías de agua reventadas, boquetes abiertos en el suelo, cadáveres por doquier, echados en el suelo de cualquier manera, colgando de los travesaños."
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"No hay nada en mis recuerdos aparte del mundo hundiéndose y la crueldad y la violencia de aquellos hombres."
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"En su familia, los ancianos siempre habían dicho que era preferible creer en todo que en nada."
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"Tal vez no fuera tan mala, al fin y al cabo, tal vez no era más que otro camino que tomar en la vida."
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"Cuando estamos reunidos, lo único que se oye son ruidos de existencia animal. Alguien comiendo, bebiendo o yendo al lavabo."
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"Mi marido dice que soy como un desteñido trapo gris, que no sirve para hacer unos pantalones, ni para cubrir la cama, ni siquiera para ser usado como trapo de cocina."
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"Soñé con mujeres que lloraban y se batían, y desperté exhausta."
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"Jingyu veía en el arroyo el único medio de comunicación con Gu Da. Cada noche se sentaba en la orilla y en silencio le contaba cuánto extrañaba a Gu Da, con la esperanza de que el agua llevara sus sentimientos hasta dónde él se encontraba."
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"Siempre volvía tarde a casa, y cuando estaba en casa, siempre estaba escribiendo; aunque no sabía lo que escribía."
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"Algo grueso y grande atravesó mi cuerpo como una daga y pareció que fuera a perforarme. Un número incontable de manos restregó mi pecho y trasero y una sasquerosa lengua se introdujo en mi boca. Los jadeos se prolongaron insistentemente a mi alrededor y mi cuerpo ardía de dolor, como si estuviera siendo azotado."
XINRAN Xue, Nacer mujer en China. Las voces silenciadas, Planeta, Barcelona, 2007.
