Neville observó a los nuevos habitantes de la tierra. No era uno de ellos. Semejante a los vampiros, era un anatema y un terror oscuro que debían eliminar y destruir. Y de pronto nació la nueva idea, divirtiéndolo, a pesar del dolor.
Tosió carraspeando. Se dio vuelta y se apoyó en la pared mientras se tomaba las pildoras. Se estrecha el círculo. Un nuevo terror nacido de la muerte, una nueva superstición que invade la fortaleza del tiempo.
Soy leyenda.
Richard MATHESON, Soy leyenda, Minotauro, Barcelona,2008.