Las leyes que exigen la notificación del aborto a los padres ponen más difícil a las adolescentes —no así a los adultos— abortar, entonces también deberían desalentar las prácticas sexuales de riesgo entre los jóvenes, en relación con los adultos; siempre, claro, que los adolescentes sean realmente racionales. No es difícil darse cuenta de que tales leyes de notificación aumentan el coste de quedar embarazada, al menos para aquellas adolescentes que, si hubiesen podido elegir, habrían interrumpido un embarazo no deseado sin decírselo a sus padres. Si los adolescentes miran hacia el futuro y se dan cuenta de esto, también deberían tomar medidas adicionales para prevenir este tipo de embarazos.
Tim HARFORD, La lógica oculta de la vida, Temas de Hoy, Barcelona, 2008.