–¿Necesita la escupidera?
–Sí, por favor. ¿No le importa?
–¿Le ayudo?
–No. Ya puedo yo.
–¿Qué es lo que hay debajo de la cama?
–¿Debajo de la cama?
–Sí, aquí debajo. Hay una piedra.
–Ah, ¿la piedra?
–La trajo el otro día ese gitano amigo suyo.
–No es nada. Olvídese de esa piedra.
–¿Qué es? Parece la cabeza de un animal.