Entre Hitler y Einstein, entre Brezhnev y Solzhenitsin, hay muchas más similitudes que diferencias. Si se pudiera expresar con números, hay entre ellos una millonésima de diferencia y novecientas noventa y nueve mil novecientas noventa y nueve millonésimas de similitud.
Milan KUNDERA, La insoportable levedad del ser, Tusquets, Barcelona, 2006.