"No veo personas muertas en ninguna parte, pues la entierran enseguida, tan sólo cadáveres de caballos, como si se tratase de una guerra equina."
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"En muchas culturas africanas está extendida la creencia de que el ser humano muere definitivamente sólo cuando muere la última persona de las que lo han conocido y recordado."
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"Traían el olor a campo, la estupefacción de provincianos y una férrea voluntad de empollones."
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"En los exámenes se sentaban en el borde de la silla, construían frases con tremendo esfuerzo, se secaban en los pantalones las manos sudorosas."
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"Me apasionaban las personas que ansiaban llegar a ser algo por su propio esfuerzo, que no sólo estudiaban, sino que también tenían que luchar."
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"Él saca una caja de cerillas y empieza a quemarlas, prendiendo una tras otra, una vieja costumbre suya: quemar cerillas durante la conversación. Sostiene una entre los dedos y contempla la llama. Cuando la cerilla se apaga, saca una nueva. En los días de muchos nervios, las gasta por cajas enteras."
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"Se vino conmigo a Wroclaw, a mi buhardilla, donde la esculpí. Los títulos de los trabajos debían tener un significado, así que lo llamé Muchacha después del trabajo y lo llevé a la exposición. El jurado rechazó la escultura, aduciendo que emanaba demasiada religiosidad. Anduve abatido, no me encontraba a gusto en ningún sitio. Pasé horas tumbado en la cama, completemente aturdido. Por fin se me ocurrió una idea loca. Pedí al conserje el carrito, cargué la escultura y fui a la curia diocesana. Les dije: Cómprenla, señores, la figura se llama La Virgen esperando la Anunciación. Deliberaron un buen rato, pero finalmente no me la compraron. Emana demasiado realismo socialista, adujeron."
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"Cuando se quiere sacar de una persona un pedazo inmenso de verdad, hay que tener una pregunta como un arpón. Una capaz de penetrar lo más hondo posible y arrancar esa verdad de las entrañas. No tengo preguntas así. Las mías son banales, fútiles, no tardarán en evaporarse en el aire."
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"Alguien ha dicho con acierto que este pueblo vive atrapado por su historia. Que nuestra historia ha trabajado denodadamente por el eterno éxito de Kraszewski."
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"Allí estaba aquella vida que cada uno de nosotros se representaba a su manera: la alegría y la tristeza, la lluvia y el sol, el tranvía, el Sputnik, los primeros narcisos de las nieves, un estudio de Chopin, una mujer en la cama, la película El salario del miedo, el Utrillo del periodo blanco, un cuarto de litro de vodka bebido de un solo trago, un paseo con el niño, la de trigo que me crecerá en verano, los pechos de Gina Lollobrigida, o de Hanka, o de Krysia, o de Stefa, separaciones y reconciliaciones, Berlín, los planes de Nasser, una lavadora, una discusión con el director, un par de zapatos del todo decentes por trescientos cuarenta zlotys, los celos, el diploma de ingeniero, la muerte de un tío, una bañera llena de agua caliente, una paga extra el día de la Fiesta Minera, una jarra de cerveza, de nuevo eres mía, el Diccionario de extranjerismos (segunda edición), una persona caminando por la calle..."
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"Empezamos a pensar en otros soldados, en los soldados rasos de todos los ejércitos del mundo. En nuestro Bozym, que en aquella noche endemoniada estaba de guardia; en el Vania que en aquel momento sacaba brillo a su metralleta en Chukotka; en los soldados de Fidel Castro, que sin duda bebían hasta emborracharse, pues no en vano habían sudado tanto. Pensamos en los fusileros hindúes haciendo cola ante la olla de rancho y en el recluta ghanés que restregaba su barriga por la ciénega tras oír la voz de mando: ¡Cuerpo a tierra!"
Ryszard KAPUSCINSKI, La jungla polaca, Anagrama, Barcelona, 2008.