"Bonaparte había encontrado en su campaña de Mincio a un joven francés, pintor de paisajes, que recorría los alrededores del lago de Garda haciendo estudios. Al general le impresionó el raro buen sentido y la impasibilidad del pintor, al que nada parecía emocionar ni nada deslumbrar.
-Si queréis ser oficial -le dijo Napoleón-, ahora hay muchas plazas vacantes; os tomaré conmigo.
-Yo quiero ser pintor -repuso joven-, y lo que acabo de ver de los horrores de la guerra, de los estragos que determina forzosamente y sin que pueda echársele la culpa a nadie, no me hacen cambiar de opinión sobre este oficio grosero y que muestra al hombre en un feo aspecto: el del interés personal, exaltado hasta el furor, y en medio del cual el teniente ve caer sin pesar por su parte al capitán, su amigo íntimo..."
STENDHAL, Memorias sobre Napoleón, Aguilar, Madrid, 1988.
No hay comentarios:
Publicar un comentario