La emperatriz de Alemania y reina de Hungría y Bohemia, María Teresa de Austria, estuvo siempre muy enamorada de su marido, el duque de Lorena, aunque sabía que éste tenía una amante. Cuando murió el duque, tras los funerales, todos pensaban que la emperatriz se vengaría de la mujer que compartió el amor del rey consorte, pero no fue así y ante el general asombro, avanzó hacia ella y la consoló abrazándola y diciendo: "¡Hemos perdido tanto ambas...!".
Luis CARANDELL, Las anécdotas de la política. De Keops a Clinton, Debolsillo, Barcelona, 2000.