En una villa, haviendo acabado un vizcayno de labrar el campanario de la yglesia, y los dineros que del huvo, acaescio que tenian un hombre para justiciar, y por no tener verdugo fueron al vizcayno a dezirle que si lo queria ahorcar que le darian un ducado y la ropa, el qual fue contento. Y de ver en quan poco tiempo havia ganado tanto, y hallandose un dia sin dineros subiosse al campanario, y a repique de campana acudio todo el pueblo, y en verlo junto assomosse, y dixoles:
—Señores, yo llamado sus señorias. Has de saber que blanca no tienes; ya te acuerdas que por colgar hombre el otro dia distes ducado; agora he pensado un cosa, y es que a chico con grande holgare de ahorcar todos los del villa a medio ducado cada uno, pues no tienes haziendas.
Joan de TIMONEDA, El sobremesa y alivio de caminantes.