Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

jueves, 9 de septiembre de 2010

MONZÓ: La alabanza

"En casa, empieza a leer Elogio del martirio, pero en la página treinta lo deja. En parte porque cuando se ha puesto a leerlo ya era tarde, de noche, y se le cierran los ojos. De una tirada, duerme toda la noche. Pero al día siguiente, cuando se vuelve a poner, sólo avanza hasta la página treinta y seis y finalmente lo deja, si no definitivamente, al menos en la estantería, donde puede pasarse años, e incluso no volver a ser abierto nunca más. Broto coge entonces el otro libro, el del autor novel –David Guillot-, y lo abre por la primera página. Lee el primer relato. Le parece muy aceptable. Después lee el segundo: impecable. Al acabar empieza el tercero, también bueno. El cuarto no le parece a la altura, pero, si no hubiera sido por el nivel al que los cuentos anteriores han puesto el listón, probablemente le habría sorprendido favorablemente. En cambio, el quinto y el sexto le parecen discretos; y el séptimo, previsible. Pero el octavo es muy bueno, el que más le gusta de todos. Cuando finalmente cierra el volumen, lo hace con la sensación de haber leído una recopilación interesante, y más tratándose de un primer libro."

Quim MONZÓ, Mil cretinos, Anagrama, Barcelona, 2008.