Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

viernes, 30 de agosto de 2013

HERZOG: Hay otros Annapurna


Pienso en esta aventura que está terminando, en esta victoria inesperada. Siempre se habla del ideal como de un fin al que se tiende siempre sin alcanzarlo nunca. 

El Annapurna, para todos nosotros, es un ideal realizado; en nuestra juventud no nos absorbían los relatos imaginarios ni los sangrientos combates que las guerras modernas ofrecen a la imaginación de los niños. La montaña fue para nosotros un campo de batalla natural en el que, jugando en las fronteras de la vida y de la muerte, buscábamos la libertad que oscuramente anhelábamos y que necesitábamos tanto como el pan.

El Annapurna, hacia el que hubiéramos ido todos con las manos vacías, es un tesoro sobre el cual viviremos… Con esta realización, una página se dobla… Una nueva vida empieza.

Hay otros Annapurna en la vida de los hombres

Maurice HERZOG, Annapurna. Primer ochomil,Ediciones Desnivel, Madrid, 2010.

lunes, 26 de agosto de 2013

GÓMEZ DE LIAÑO: Micaela Albite Portociños, testigo

Para historieta la que Camilo José Cela narra y que tiene como protagonista a una mujer de su villa natal, o sea, Padrón, que ejercía de testigo falso. Su nombre era Micaela Albite Portociños, alias Anduriña Tola, viuda de don Perpetuo Restande, alias Cagón do Demo, del comercio al detall. De ella, de Micaela, nuestro Nobel cuenta que se instalaba a eso de las nueve en el zaguán del juzgado, sacaba su calceta y esperaba a que alguien requiriera sus servicios y que podían ser varios. Desde la inscripción de un recién nacido en el registro civil hasta convencer al señor juez de que quien empezó la gresca en la romería y sacó la navaja cabritera fue fulano o mengano, aunque ella no podría jurarlo, si bien le parecía que sí, pero que no obstante la memoria le fallaba para ese preciso instante. Así de esta forma se pasaba toda la mañana hasta que daba la una y media y se iba a comer. "A tanto el testimonio, y aquí paz y después gloria", decía. Esto no lo cuenta mi admirado y tan a menudo añorado Cela, pero tras las indagaciones oportunas, me informan que la testigo Micaela falleció a los 96 años y que en su lápida, por debajo del nombre y de la fecha del óbito, algún paisano añadió: "Murió después de cumplir con su deber durante 15 trienios".

Javier GÓMEZ DE LIAÑO, De profesión, testigo

El Mundo, miércoles 21 de agosto de 2013.

 

POSADAS: Beefeaters

—Resulta —comenzó a contar Carmen— que de pronto se nos acerca él con aire de seductor de los años cuarenta, jugueteando con los gemelos de su camisa como siempre hace, y, después de preguntar eso tan original de "How do you do" y "Do you like London"...

—Sí —la interrumpió Dolores—, después de tan gran esfuerzo mental debió de pensar: "Voy a salirme un poco del guión preguntando algo realmente novedoso" , y dijo: "¿Y de qué país son?".

—"De Uruguay", contestamos nosotras —siguió Carmen—. "Venimos de Uruguay2...

—Y entonces —apuntó Dolores, nunca las había visto tan sincronizadas, a estas hijas mías—, supongo que para demostrarnos que sabía geografía y biología y ganadería todo al mismo tiempo, ¿qué crees que se le ocurrió decirnos, al muy ingenioso? Pues resulta que bajó la voz, se acarició los gemelos con aire irónico, rió y dijo: "Jo, jo, jo, de Uruguay, ¿eh? ¡En ese caso, vosotras sois las verdaderas Beefeaters!" . Y con otro jo, jo como los de Papá Noel cuando habla con los niños en los grandes almacenes, siguió de largo para saludar al embajador de Afganistán. Seguramente se creerá muy gracioso, el muy gilipollas.

—Y lo peor viene luego —continuó Carmen—. Como después de aquello debió de creerse que estaba en racha, tras preguntarle al embajador de Afganistán de dónde era, va y le dice: "¡Ah! Si ellas son del país de los Beefeaters, usted es del país de los comedores de opio. Jo, jo, jo" . "¿Su alteza lo ha probado esta noche?", le contestó el embajador con la misma rapidez que podía haberse sacado del traje regional afgano una faca o algo así. Menos más que allí estaban los acólitos para solucionar la cosa: uno de esos dos clones suyos que lo acompañaban cogió suavemente al príncipe por el codo y lo empujó hacia delante, hacia el siguiente embajador.

Carmen POSADAS, Gervasio POSADAS, Hoy caviar, mañana sardinas, RBA,Barcelona, 2008.

domingo, 25 de agosto de 2013

HERZOG: Una nueva vida

La noticia es dura, pero todavía ayer creía que las consecuencias serían mucho más crueles. Para mí, esto significa el abandono de muchos proyectos, implica también una nueva vida, tal vez otra concepción de la existencia… Todo es demasiado nuevo, y no tengo ni la fuerza ni la voluntad de mirar hacia el porvenir.

Maurice HERZOG, Annapurna. Primer ochomil,Ediciones Desnivel, Madrid, 2010.

sábado, 24 de agosto de 2013

MORO: No hay que huir de las montañas


 De nada sirve retirarnos dentro de nuestros hogares o refugiarnos en vidas acomodadas de lo que el destino nos tiene preparado. Incluso cuando nos escondemos en nuestros hogares, las enfermedades o accidentes pueden llegar por sorpresa y, sin previo aviso, entrar y atacarnos, poniendo nuestra resistencia a prueba. Muchas veces un destino implacable nos obliga a librar batallas sólo para recordarnos que la muerte está ahí. Otras veces tenemos que luchar mucho para librarnos de ella. Por eso no creo que huir de las montañas sirva para evitar estas pruebas. Tal vez podrían haber llegado de diferentes maneras o en diferentes momentos. A lo mejor, si me hubiera visto luchando a mí mismo contra la frustración, sentado en el coche en mitad de un atasco o luchando contra un amor no correspondido, habrían llegado en una forma diferente o en otro momento.

**

 Muchas veces he pensado en la avalancha que segó la vida de Anatoli y Dimitri, sus pasiones, sus miedos y la asimilación de los riesgos. Sin embargo, fue también esa avalancha la que me devolvió la vida, la que me decidió a no aceptar la derrota. Si dejase de escalar montañas, significaría que la avalancha me habría quitado la vida a mí también.

Simone MORO, Estrellas en el Annapurna, Ediciones Desnivel, Madrid, 2011.


viernes, 23 de agosto de 2013

BOUKREEV: Acumulación de experiencia

 

Yo me había educado en la tradición de la Escuela Rusa de Montañismo de Altitud, donde el esfuerzo colectivo y el trabajo en equipo adquieren siempre el papel preponderante, en tanto las ambiciones personales quedan relegadas a un segundo plano. Nuestra práctica en la formación y preparación de los escaladores persigue una acumulación de experiencia y confianza por parte del alumno durante un largo período de tiempo, comenzando en las montañas bajas y progresando hasta los ochomiles una vez se ha alcanzado la preparación adecuada. Pero aquí, según mi entender y tal y como había sido el caso en otras expediciones comerciales, mi papel consistía en preparar la montaña para los clientes, y no al revés.

Anatoli BUKREEV, G.W. DeWALT, Everest 1996, Ediciones Desnivel, Madrid, 2011.

CHAVES NOGALES: Pinturas patrióticas

Se habían creado unos Hogares del soldado cuya finalidad parecía no ser otra que la de sumir en la memez y la insustancialidad a los hombres. Un joven pintor de gran talento que se hallaba movilizado me contaba que un día le había llamado su comandante para encargarle la decoración de una vasta sala en la que había de ser instalado el hogar del soldado.

—Pínteme usted en las paredes —le había dicho — algo que sea divertido y patriótico, para que los muchachos estén alegres y tengan buena moral.

—Yo no sé pintar nada divertido y patriótico —replicó malhumorado el artista.

—¡Cómo! ¿Pues no es usted pintor? ¿Qué pinta usted entonces?

—Yo hago pintura abstracta —repuso el artista con altivez.

El comandante frunció las cejas y luego, alzándose de hombros, añadió:

—Bueno; pinte usted lo que le dé la gana con tal de que no sea comunista. Como me pinte usted algo que huela a comunismo lo encierro en el calabozo durante dos meses. ¡Ah! ¡Y ponga usted banderitas, muchas banderitas tricolores!

Manuel CHAVES NOGALES, La agonía de Francia, Libros del Asteroide, Barcelona, 2010.

jueves, 22 de agosto de 2013

AL-HAKIM: Me parece que tu señoría está haciendo oposiciones a pasar calor en el Sur

Subí a mi despacho, y encontré en él, esperándome, al señor cadí «residente», al que el criado había servido el café. Apenas me vio, me dijo:

—Se acabó. La anarquía reina en el país.

Quise abrir la boca para pedirle una explicación; pero no me dejó tiempo y siguió:

—Pasó a la historia el respeto a las sentencias.

—Pues ¿qué sucede?

—Sucede, señor mío, que yo dicté una sentencia civil contra un alcalde de los afectos al gobierno y que ha desaparecido el alguacil que la iba a hacer ejecutiva. ¿Sabes cómo pasó?

—No.

—Con conocimiento del alcalde le dieron un golpe, pero de los buenos, y estuvo detenido veinticuatro horas en la cabina del teléfono.

—Y ¿la delegación ha instruido un sumario?

—¡Ca! Lo grave no está ahí. Ni hay sumario ni comunicación. Se rieron del compareciente y le dijeron que retirara su demanda, y se la quitaron.

—Pues si se la quitaron, ya se acabó.

—¿Cómo que se acabó? Yo no puedo callarme en un asunto como éste. Esto se llama delito. La policía delinque…

—Me parece que tu señoría está haciendo oposiciones a pasar calor en el Sur.

—¿Es que van a trasladar a un cadí al Sur porque quiere impedir a la delegación que se burle…?

—Lo han hecho muchas veces. A un cadí lo trasladaron a lo más remoto del Alto Egipto porque en un pleito de demanda reconvencional puso en libertad a unos individuos que se manifestaban como enemigos del gobierno, y eso que el cadí estaba del todo desligado de los partidos y de la política. Tú, en cambio, bien lo sabes, has tenido con el delegado gubernativo un disgusto familiar, y es seguro que en este momento el delegado ya habrá enviado informes confidenciales sobre ti, acusándote de ser enemigo del gobierno y fautor de rebeliones e intrigas, y diciendo que persigues a los que apoyan al ministerio, que eres un peligro para su política actual, con otras cosas del mismo jaez bien sabido.

Tawfiq AL-HAKIM, Diario de un fiscal rural, Ediciones del Viento, La Coruña, 2003.

martes, 20 de agosto de 2013

S.T.T.L. Elmore Leonard

If it sounds like writing, I rewrite it.

Elmore Leonard’s 10 Rules of Writing.

lunes, 19 de agosto de 2013

BRENAN: La causa de la decadencia de España

A veces se me ha ocurrido pensar que una de las causas de la decadencia española durante el siglo XVII puede radicar en esta mesa redonda. Se talaron los bosques, escaseó la leña, se difundió la idea de la vida en casa y se extendió también la costumbre masculina de apiñarse, en cómoda plática, con sus mujeres —la tía de la esposa, su madre, los hijos mayores—, en vez de estarse junto al fuego, con las piernas extendidas, y sentadas ellas en cuclillas sobre los almohadones de la estrada. Alrededor de la mesa camilla la vida familiar se espesaba, se hacía más densa, más orientalmente burguesa; la lectura cesaba en la afectada atmósfera de harén, y los clubs o cafés, que hasta hace poco fueron sitios sórdidos, mal iluminados, ofrecían la única expansión y evasión. España se convirtió en el típico lugar estancado, el imperio otomano de Occidente inmerso en sí mismo, situación de la que únicamente saldría en el ciclo actual. Los únicos que se beneficiaban con esto eran las parejas de novios, quienes, una vez aceptado el joven y admitido en la casa, podían entrelazar dichosamente sus manos durante horas, por debajo del tapete de franela.

Gerald BRENAN, Al sur de Granada, Tusquets, Barcelona, 1997.

miércoles, 14 de agosto de 2013

HARRER: El asesino

En nuestra ausencia, un hombre se ha instalado en la casa donde habíamos depositado nuestro equipaje. Lleva los pies atados con cadenas y anda a pasos muy cortos, y con la sonrisa en los labios, como si se tratara de la cosa más natural, nos explica que por un asesinato lo condenaron a recibir doscientos latigazos y a llevar durante toda su vida una cadena sujeta a los tobillos. Ante la perspectiva de pasar la noche junto a un criminal, sentimos un sobresalto. ¿Acaso nos consideran a su mismo nivel? Pero resulta que nos preocupamos sin motivo: en el Tíbet, un penado goza de la misma consideración que la demás gente y no se le excluye en absoluto del trato con el prójimo, sino que toma parte en las fiestas y reuniones; como está dispensado de trabajar, solo vive de limosnas y, a juzgar por la gordura de nuestro invitado, estas deben de ser muy espléndidas.

Heinrich HARRER, Siete años en el Tíbet, Editorial Juventud, Barcelona, 1953.

martes, 13 de agosto de 2013

PIGAFETTA: Juan Serrano

Vimos entonces cómo conducían hasta la orilla del mar a Juan Serrano, herido y agarrotado. Rogó que no disparásemos más, porque le asesinarían. Le preguntamos qué les había sucedido a sus compañeros y al intérprete, y respondió que a todos los degollaron, excepto al esclavo, que se pasó a los isleños. Nos conjuró a que le rescatásemos por mercancías; pero Juan Carvajo, su compadre, con algunos más, rehusaron intentar siquiera su rescate, y no consintieron que las chalupas se aproximaran a la isla, porque el mando de la escuadra les correspondía por la muerte de los dos gobernadores. 

Juan Serrano siguió implorando la compasión de su compadre, diciendo que en cuanto nos hiciésemos a la vela le asesinarían; y viendo, al fin, que sus lamentaciones eran inútiles, lanzó terribles imprecaciones, rogando a Dios que el día del juicio final hiciera dar cuenta de su alma a Juan Carvajo, su compadre.

Antonio PIGAFETTA, Primer viaje entorno del globo, Espasa, Madrid, 2004.

lunes, 12 de agosto de 2013


CARRILLO Y SOTOMAYOR: Te fui perdiendo

¡Con qué ligeros pasos vas corriendo!
¡oh cómo te me ausentas, tiempo vano!
¡ay, de mi bien, y de mi ser tirano!
¿cómo tu altivo brazo voy siguiendo?

Detenerte pensé, pasaste huyendo,
te seguí, y ausentástete liviano,
te gasté a ti en buscarte, ¡oh, inhumano!
Mientras más te busque, te fui perdiendo.

Ya conozco tu furia, ya humillado,
de tu guadaña pueblo los despojos;
¡oh, amargo desengaño no admitido!

Ciego viví, y al fin, desengañado,
hecho Argos de mi mal, con tristes ojos,
huir te veo, y véote perdido.

Luis CARRILLO SOTOMAYOR

domingo, 11 de agosto de 2013

HARRER: Los khampas

Los khampas viven siempre agrupados a razón de tres o cuatro familias. Armados de espadas y fusiles, los hombres se dedican al pillaje: cuando le han echado el ojo a alguna tienda de nómadas, entran en ella y exigen que se les sirva una comida, y el propietario, asustado, se apresura a complacerlos. Una vez saciados, se marchan llevándose una o dos cabezas de ganado, después de apoderarse, además, de los objetos personales de la víctima. Luego van repitiendo la operación, hasta que la comarca queda exhausta. Entonces levantan el campo y se van a plantar sus tiendas en otra parte, donde vuelven a empezar con lo mismo. Los nómadas no pueden oponerse a las expoliaciones de los khampas, tanto más cuanto que estos atacan en grupo y además, en estas apartadas regiones, el Gobierno resulta impotente contra esas bandas. Por otra parte, si por azar algún gobernador de distrito consigue exterminar a alguna de esas tribus, el botín pasa a ser de su propiedad y no vuelve a los perjudicados. El castigo impuesto a los bandidos es verdaderamente horroroso: se les cortan ambos brazos; pero esa cruel perspectiva no ha arredrado hasta ahora a los khampas en sus funestas actividades.

Heinrich HARRER, Siete años en el Tíbet, Editorial Juventud, Barcelona, 1953.

viernes, 9 de agosto de 2013


MONTGOMERY: Move on, move on

 

The Indians fought because they wanted to keep the west for themselves. They felt as an old chief did, who had been forced to move many times by the white men. One day a military officer came to his wigwam to tell him that he and his tribe must go still further west. The chief said, General, let's sit down on this log and talk it over. So they both sat down. After they had talked a short time, the chief said, Please move a little further that way; I haven't room enough. The officer moved along. In a few minutes the chief asked him to move again, and he did so. Presently the chief gave him a push and said, Do move further on, won't you? I can't, said the general. Why not? asked the chief. Because I've got to the end of the log, replied the officer. Well, said the Indian, now you see how it is with us. You white men have kept pushing us on until you have pushed us clear to the end of our country, and yet you come now and say, Move on, move on.  

D.H. MONTGOMERY, The Beginner's American History, 1893. 

Project Gutenberg

jueves, 8 de agosto de 2013

PIGAFETTA: In hoc signo


Mandó traer una gran cruz con los clavos y la corona de espinas, delante de la cual nos prosternamos, imitándonos también los isleños. Entonces el capitán, por medio del intérprete, dijo a los reyes que esta cruz era el estandarte que le había confiado su emperador para plantarla allí donde pisase, y que, por consiguiente, quería elevarla en esta isla, a la cual el santo signo sería además favorable, porque todos los navíos europeos que en adelante la visitasen conocerían al verla que a nosotros nos habían recibido como amigos y no harían ninguna violencia ni a ellos ni a sus propiedades, y que en el caso de que alguno de ellos fuese hecho prisionero, no tendría más que mostrar la cruz para que en el acto le pusiesen en libertad. Añadió que era preciso colocar la cruz sobre la más elevada cima de las cercanías, a fin de que todos pudiesen verla, y que cada mañana debían de adorarla, pues siguiendo su consejo ni el rayo ni las tormentas les ocasionarían daños. Los reyes, que no dudaban de ningún modo lo que el capitán acababa de decirles, le dieron las gracias y le aseguraron por el intérprete que estaban muy satisfechos y que tendrían un gran placer en ejecutar lo que acababa de proponerles.

Antonio PIGAFETTA, Primer viaje entorno del globo, Espasa, Madrid, 2004.

lunes, 5 de agosto de 2013

DARWIN: ¡Que ardan todas las casas!


Era un hombre desilusionado y descontento; y tenía una expresión a menudo o generalmente taciturna. No creo que fuera ni la mitad de huraño de lo que aparentaba. Un día me dijo que había inventado un proyecto para acabar eficazmente con cualquier incendio, pero añadió: "No voy a publicarlo, maldita sea: que ardan todas sus casas". Las personas a las que iba dirigida su maldición eran los habitantes de Londres.

Charles DARWIN, Autobiografía, Alianza, Madrid, 1993.

AL-HAKIM: Diez folios

Siempre me acuerdo de lo que cierto día me dijo el jefe de la fiscalía, al recibir un atestado de diez folios:

—¿Contravención? ¿Falta?

Al decirle yo que se trataba de un asesinato, exclamó sorprendido:

—¿Una causa de asesinato instruida en diez folios nada más? ¡Asesinato! ¡El asesinato de un ser humano en diez folios!

Me atreví a explicarle:

—¿Y si hemos atrapado al criminal con esos pocos folios…?

Pero no me hizo caso y se marchó pesando el atestado en la delicada balanza de su mano:

—¿Quién creería que este atestado es el asesinato de un hombre?

Tawkiq AL-HAKIM, Diario de un fiscal rural, Ediciones del Viento, La Coruña, 2003.

domingo, 4 de agosto de 2013

MONTGOMERY: Nations

A nation is a people born in the same country and living under the same government; as the American nation, the French nation, the English nation. 

D.H. MONTGOMERY, The Beginner's American History, 1893. 

Project Gutenberg

viernes, 2 de agosto de 2013


DARWIN: Todas las novelas deberían tener un final feliz


Las novelas que son productos de la imaginación, aunque no sean de orden superior, han constituido para mí durante años un maravilloso alivio y suelo bendecir a todos los novelistas. Me han leído en voz alta un número sorprendentemente alto de novelas y, con tal de que sean moderadamente buenas y tengan un final feliz, me gustan todas —debería dictarse una ley contra las que acaban mal—. Según mi gusto, una novela no es de primera categoría a menos que contenga algún personaje a quien se pueda amar plenamente; y si es una mujer hermosa, tanto mejor.

Charles DARWIN, Autobiografía, Alianza, Madrid, 1993.