Yo me había educado en la tradición de la Escuela Rusa de Montañismo de Altitud, donde el esfuerzo colectivo y el trabajo en equipo adquieren siempre el papel preponderante, en tanto las ambiciones personales quedan relegadas a un segundo plano. Nuestra práctica en la formación y preparación de los escaladores persigue una acumulación de experiencia y confianza por parte del alumno durante un largo período de tiempo, comenzando en las montañas bajas y progresando hasta los ochomiles una vez se ha alcanzado la preparación adecuada. Pero aquí, según mi entender y tal y como había sido el caso en otras expediciones comerciales, mi papel consistía en preparar la montaña para los clientes, y no al revés.
Anatoli BUKREEV, G.W. DeWALT, Everest 1996, Ediciones Desnivel, Madrid, 2011.