De nada sirve retirarnos dentro de nuestros hogares o refugiarnos en vidas acomodadas de lo que el destino nos tiene preparado. Incluso cuando nos escondemos en nuestros hogares, las enfermedades o accidentes pueden llegar por sorpresa y, sin previo aviso, entrar y atacarnos, poniendo nuestra resistencia a prueba. Muchas veces un destino implacable nos obliga a librar batallas sólo para recordarnos que la muerte está ahí. Otras veces tenemos que luchar mucho para librarnos de ella. Por eso no creo que huir de las montañas sirva para evitar estas pruebas. Tal vez podrían haber llegado de diferentes maneras o en diferentes momentos. A lo mejor, si me hubiera visto luchando a mí mismo contra la frustración, sentado en el coche en mitad de un atasco o luchando contra un amor no correspondido, habrían llegado en una forma diferente o en otro momento.
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Muchas veces he pensado en la avalancha que segó la vida de Anatoli y Dimitri, sus pasiones, sus miedos y la asimilación de los riesgos. Sin embargo, fue también esa avalancha la que me devolvió la vida, la que me decidió a no aceptar la derrota. Si dejase de escalar montañas, significaría que la avalancha me habría quitado la vida a mí también.
Simone MORO, Estrellas en el Annapurna, Ediciones Desnivel, Madrid, 2011.