Siempre me acuerdo de lo que cierto día me dijo el jefe de la fiscalía, al recibir un atestado de diez folios:
—¿Contravención? ¿Falta?
Al decirle yo que se trataba de un asesinato, exclamó sorprendido:
—¿Una causa de asesinato instruida en diez folios nada más? ¡Asesinato! ¡El asesinato de un ser humano en diez folios!
Me atreví a explicarle:
—¿Y si hemos atrapado al criminal con esos pocos folios…?
Pero no me hizo caso y se marchó pesando el atestado en la delicada balanza de su mano:
—¿Quién creería que este atestado es el asesinato de un hombre?
Tawkiq AL-HAKIM, Diario de un fiscal rural, Ediciones del Viento, La Coruña, 2003.