Varios pistoleros, presuntamente al servicio de un ranchero del estado de Pará, se enfrentaron a una monja estadounidense de setenta y tres años que defendía los derechos de los indígenas. Mientras los hombres le apuntaban con sus armas, ella cogió su Biblia y empezó a leer el evangelio de San Mateo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". Los pistoleros le descerrejaron seis disparos y dejaron su cuerpo tendido boca abajo en el barro.
David GRANN, La ciudad perdida de Z, Debolsillo, Barcelona, 2011.