Fritz y su familia estaban fuera. Me agaché junto a la puerta de la cocina y metí la mano izquierda por la gatera. Descorrí el pestillo interior y entré.
Recorrí la casa con las luces apagadas, arriba y abajo. Inspeccioné los botiquines en busca de droga y descubrí unos calmantes nuevos.
Me serví un whisky doble y engullí unos cuantos. Lavé el vaso y volví a ponerlo donde lo había encontrado.
Crucé el dormitorio de Heidi. Aspiré el aroma de sus almohadas y revolví el armario y los cajones. Hundí la cara en un montón de lencería y le robé unas bragas blancas.
Recorrí la casa con las luces apagadas, arriba y abajo. Inspeccioné los botiquines en busca de droga y descubrí unos calmantes nuevos.
Me serví un whisky doble y engullí unos cuantos. Lavé el vaso y volví a ponerlo donde lo había encontrado.
Crucé el dormitorio de Heidi. Aspiré el aroma de sus almohadas y revolví el armario y los cajones. Hundí la cara en un montón de lencería y le robé unas bragas blancas.
James ELLROY, Mis rincones oscuros, Zeta, Barcelona, 2008.