Ninguno me hable de penas,
porque yo penado vivo,
y naides se muestre altivo
aunque en el estribo esté:
que suele quedarse á pié
el gaucho mas alvertido.
Junta esperencia en la vida
hasta pa dar y prestar
quien la tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto;
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.
Viene el hombre ciego al mundo,
cuartiándolo la esperanza,
y á poco andar ya lo alcanzan
las desgracias á empujones.
Jué pucha, que trae liciones
el tiempo con sus mudanzas!
José HERNÁNDEZ, Martín Fierro, Letras Australes, Barcelona, 2005.