Un escritor no es nunca él mismo hasta que comienza a imitar libremente a otros. Esta libertad lo afirma y ya no le importa si lo suyo se parecerá a lo de éste o a lo de aquél. Claro que ser él mismo no lo hace mejor que otros.
Augusto MONTERROSO, La letra e, Alianza, Madrid, 1987.
Augusto MONTERROSO, La letra e, Alianza, Madrid, 1987.