En un día caluroso llegaba yo a Sevilla, capital de Andalucía, en tren a primeras horas de la tarde. Esta era, entonces, una ciudad de escasa circulación. La estación estaba fuera de la ciudad, como a un kilómetro de distancia. No se veía un vehículo, ni tampoco aparecía ningún mozo de cuerda. Me di una vuelta, buscando por los alrededores de la estación; tumbado a la sombra de un árbol, descubrí, tendido a todo lo largo que era, en la acera, a un pacífico durmiente. La gorra que llevaba delataba su condición de mozo de equipajes; ahora le servía para protegerle la cara del sol. Le toqué con el pie; entonces, cargado de sueño, movió la gorra de servicio lo suficiente como para mirarme con un ojo por debajo de la misma. Impresionado por la falta manifiesta de impulso activo de aquel hombre, me decidí a tentar su ambición. "Te doy tres pesetas si me llevas la maleta a la ciudad". Venía a ser el cuádruple de la tarifa corriente. Respuesta: "Esta semana ya me he ganado dos pesetas; hoy no hago nada más". Una vez dicho esto, se volvió a tapar los ojos con la gorra y siguió durmiendo.
Felix SCHLAYER, Matanzas en el Madrid republicano, Áltera, Barcelona, 2005.
Felix SCHLAYER, Matanzas en el Madrid republicano, Áltera, Barcelona, 2005.