Pertenecía a ese género de seres nerviosos, sensibles, nobles y amantes, capaces de los mayores sacrificios, pero infelices porque es grande su divergencia con la realidad y porque dan más de lo que pueden recibir. Ahora ese tipo de personas escasea. Creo que un naturalista actual podría decir de ellos que, de entrada, están condenados a muerte.
Henryk SIENKIEWICZ, Relatos, Cátedra, Madrid, 2006.