Su madre, la señora Cleobulina, trató de casarle y, como todas las mamás, se ocupó a fondo de encontrarle una novia. Sin embargo no hubo forma de convencerle: Tales era diferente a todos los demás jóvenes. Cuando le preguntaban «¿por qué no te casas?», él respondía siempre: «Todavía no ha llegado el momento»; hasta que un día cambió la respuesta y dijo «Ya se ha pasado el momento». Si alguien le preguntaba por qué no tenía hijos, se excusaba diciendo que había tomado esa decisión «por amor a los hijos».
Luciano DE CRESCENZO, Histoira de la filosofía griega, Seix Barral, Barcelona, 1986.