Mientras escribo me siento seguro. Quizá sólo escriba por eso. Aunque da igual lo que escriba. Lo que no puedo hacer es dejar de hacerlo. Puede ser cualquier cosa, siempre que sea para mí; no una carta, nada que sea impuesto o exigido desde fuera. Pero si paso varios días sin escribir nada, me siento perplejo, desesperado, opaco, vulnerable, receloso, amenazado por cientos de peligros.
Elias CANETTI, Hampstead. Apuntes rescatados 1954-1971, Anaya & Mario Muchnik, Madrid, 1996.