Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

viernes, 30 de septiembre de 2011

GARCÍA: El desaciertu narrativu

Alternando'l relatu de les peripecies vitales d'unos y otros n'estilu indirectu, y con diferente tipografía, entecállase una voz en primer persona, la d'un escritor alcoholizáu que reflexiona sobre la so vida, hasta qu'al final de la novela conflúin entrambes narraciones.

Pero enantes de llegar a esi remate, el llector yá se da cuenta de que la novela nun funciona. L'autor nun consigue trazar de manera diferenciada'l perfil psicolóxicu de los sos personaxes, que necesitaben mayor elaboración, y que tal y como se presenten podíen intercambiar vides ensin que lu notáramos. La historia avanza y retrocede acumulando información externa (qué comen, cómo viaxen, qué música escuchen...) pero ensin que se remate la construcción moral de nengún d'ellos, nin tan siquiera del asesín o de la víctima, quedando'l relatu nun llargu catálogu d'actividaes.

La Nueva España, jueves 29 de septiembre de 2011

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MORÁN: Baroja

¿Ustedes habrán leído Zalacaín? ¿Sí? No lo entiendo; según veo, todo el mundo lo ha leído y a mí al cabo de tantos años no me han liquidado más de diez mil pesetas.

Fernando MORÁN, Palimpsesto. A modo de memorias, Espasa, Madrid, 2002.

HIGHSMITH: El hombre que escribía libros en su magín

A los veintitrés años Cheever escribió una novela, El eterno desafío, que fue rechazada por cuatro editoriales de Londres. Cheever, que por aquella época trabajaba de subdirector en un periódico de Brighton, mostró el original a tres o cuatro amigos, periodistas y críticos, todos los cuales, sin excepción, le dijeron con una brusquedad que a Cheever le recordó las cartas de los editores londinenses: "Los personajes no están vivos... Diálogos artificiosos... No se entiende de qué va... Ya que me pides que te sea franco, te diré que, en mi opinión, no lograrás que se publique aunque la revisaras cien veces... Olvídate de esta y comienza otra..."

Como hacen muchos escritores, Cheever se casó con una chica modosita cuya renta y cuya rendida admiración hacia su talento le permitieran a él vivir sin trabajar. Había imaginado que tras la publicación de la primera novela podría dejar el periódico y dedicarse a escribir narrativa y crítica literaria hasta terminar convirtiéndose en una pluma importante del Times o el Guardian, de modo que se puso fervorosamente a pensar en su segunda novela, resuelto a enmendar pasados errores y a no escribir una sola palabra antes de tener el plan perfectamente concebido. Pasaba diez horas diarias encerrado en su estudio, imaginando hasta el último detalle de El desbaratador de la partida, título que nadie más que él conocía. Se sabía de memoria capítulos enteros, pero escribir, lo que se dice escribir, sólo había escrito cosas del tipo "1877-1953", las fechas de nacimiento de los personajes. Nació su hijo. Pasaron doce meses. Si el libro ya estaba terminado y corregido, ¿para qué escribirlo? ¿No sería mejor empezar el siguiente?

Cuando terminó la tercera novela, su hijo Everett Junior ya tenía cinco años. A los doce años el niño era consciente de que su padre había escrito seis libros invisibles. A los quince se moría de vergüenza cada vez que tenía que decirle a algún amigo que su padre era escritor, pues no había libros que mostrar ni reseñas de las que presumir. No había nada de nada, aunque no por ello su padre no dejaba de tener una actividad frenética: terminaba una novela en su magín y enseguida se ponía a concebir la siguiente. Cuando Everett Junior entró en Oxford, su padre enseguida fue objeto de pitorreo cruel y protagonizó unas graciosas coplillas que iban de mano en mano por el campus. Pero la familia fue acostumbrándose a estas formas de rechazo social, nunca muy explícitas ni expresivas (al fin y al cabo vivían en Inglaterra), y asumieron con naturalidad que la vida de los escritores no siempre es un camino de rosas.

Cuando su padre agonizaba en el hospital por la dolencia cardiaca que pondría fin a su vida, Everett tenía treinta y ocho años y dos hijos adolescentes. Toda la familia, desde la madre hasta su mujer y sus hijos, había terminado por aceptar la extraña manera de escribir del autor de El huérfano y Vendrán los años peligrosos. Reunidos con lágrimas en los ojos junto al moribundo, lo recordaban entrañablemente en su escena característica, sentado ante la mesa de trabajo, canturreando, la mirada fija en los folios en blanco, sin parar de juguetear con la goma del lápiz. Creando.

En su lecho de muerte E. Taylor Cheever imaginaba su epitafio. Los demás tuvieron también que imaginarlo, pues el escritor no soltó prenda. Años más tarde toda la familia, viuda, hijo y nietos, todavía seguían lamentándose de que ni siquiera después de su muerte la obra del novelista hubiera disfrutado de la fama y el respeto que merecía.

Patricia HIGHSMITH, A merced del viento, Planeta, Barcelona, 1985.

jueves, 29 de septiembre de 2011

WRIGHT: Alister Watson

Alister Watson era un fracasado. En Cambridge se le consideraba como un estudiante brillante, destinado a los máximos honores académicos, hasta que se descubrió un importante error de bulto en su tesis.

Alister era una figura trágica, cuya vida se había torcido lamentablemente. Era un hombre que prometía mucho y había logrado muy poco, mientras que algunos de sus amigos habían alcanzado la fama y, en el caso de Turing, la inmortalidad.

Peter WRIGHT, Cazador de espías, Círculo, Barcelona, 1988.

FERRATER MORA: Epicteto

Según Epicteto, hay que distinguir entre las cosas que dependen y no dependen del hombre, pues sólo atendiendo a lo que depende de él, a su propia voluntad, podrá conseguirse la verdadera dicha y sosiego del espíritu frente a las falsas opiniones y a la intranquilidad producida por la apetencia de los bienes externos. En ello radica justamente la verdadera libertad del sabio, que es ciudadano del mundo y para el cual lo que menos importa es la clase a que pertenece, pues inclusive el esclavo puede ser superior a su dueño, encadenado por los deseos y las pasiones.

José FERRATER MORA, Diccionario de filosofía, Sudamericana, Buenos Aires, 1964.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

MORÁN: Una ambulancia para nativos

Más tarde, volviendo de Johannesburgo a Pretoria, a la salida de la ciudad, todavía entre hileras de casas, yacía en una calzada un nativo al que sin duda había atropellado un vehículo. Un círculo de africanos, y alguno blanco que perdía el tiempo, le rodeaban. Detuvimos el Zephyr. Al cabo de una media hora llegó una ambulancia, pero después de que los enfermeros le examinaran, dejaron el cuerpo y partieron.

Un blanco con sombrero de paja y tirantes anchos me confirmó con sonrisa amistosa: "Era una ambulancia para blancos, no le podía llevar al hospital. Paciencia, ya vendrá una ambulancia para nativos".

Fernando MORÁN, Palimpsesto. A modo de memorias, Espasa, Madrid, 2002.

martes, 27 de septiembre de 2011

DE CRESCENZO: Ya se ha pasado el momento

Su madre, la señora Cleobulina, trató de casarle y, como todas las mamás, se ocupó a fondo de encontrarle una novia. Sin embargo no hubo forma de convencerle: Tales era diferente a todos los demás jóvenes. Cuando le preguntaban «¿por qué no te casas?», él respondía siempre: «Todavía no ha llegado el momento»; hasta que un día cambió la respuesta y dijo «Ya se ha pasado el momento». Si alguien le preguntaba por qué no tenía hijos, se excusaba diciendo que había tomado esa decisión «por amor a los hijos».

Luciano DE CRESCENZO, Histoira de la filosofía griega, Seix Barral, Barcelona, 1986.

lunes, 26 de septiembre de 2011

PIÑERA: El infierno

Cuando somos niños, el infierno es nada más que el nombre del diablo puesto en la boca de nuestros padres. Después, esa noción se complica, y entonces nos revolcamos en el lecho, en las interminables noches de la adolescencia, tratando de apagar las llamas que nos queman –¡las llamas de la imaginación!–. Más tarde, cuando ya nos miramos en los espejos porque nuestras caras empiezan a parecerse a la del diablo, la noción del infierno se resuelve en un temor intelectual, de manera que para escapar a tanta angustia nos ponemos a describirlo. Ya en la vejez, el infierno se encuentra tan a mano que lo aceptamos como un mal necesario y hasta dejamos ver nuestra ansiedad por sufrirlo. Más tarde aún (y ahora sí estamos en sus llamas), mientras nos quemamos, empezamos a entrever que acaso podríamos aclimatarnos. Pasados mil años, un diablo nos pregunta con cara de circunstancia si sufrimos todavía. Le contestamos que la parte de rutina es mucho mayor que la parte de sufrimiento. Por fin llega el día en que podríamos abandonar el infierno, pero enérgicamente rechazamos tal ofrecimiento, pues, ¿quién renuncia a una querida costumbre?

domingo, 25 de septiembre de 2011

FÉNÉON: El trabajo

De un botellazo, un obrero del arsenal de Tolón casi deja inconsciente a un parado que le reprochaba su celo.


Los huelguistas de Ronchamp (Alto Saona) han tirado al agua a un obrero que se empeñaba en trabajar.


Con sus hijos en el pecho, las mujeres han expuesto al director de la compañía de tranvías de Tolón la causa de los obreros. Él resiste.


Furioso de que le sustrajera su pesca, el señor Lepieux, pescador en Vieux-Port (Eure), casi mata al aficionado al pescado.


Abundantes golpes han intercambiado en Hennebont los rojos y los esquiroles, los partidarios de la huelga y otros obreros más dóciles.


Los dos meses impuestos a Blanchard, vecino de Villerupt, han sido doblados por el tribunal de Nancy, siempre duro con los huelguistas.


En las fábricas de Fives-Lille se readmitirá, sin excepción, a los obreros (están en huelga) que se presenten el jueves.


Doscientos resineros de Mimizan (Landas) están en huelga. Tres brigadas de gendarmes y cien soldados de infantería del 34º los están observando.


Las trabajadoras de Niza en la elaboración de tabaco de hebra y de puritos han sido abucheadas (consienten en hacer horas extras) por la cigarreras.


Félix FÉNÉON, Novelas en tres líneas, Impedimienta, Salamanca, 2011.

sábado, 24 de septiembre de 2011

GALEANO: Mark Twain

Cuando el presidente George W. Bush invadió Irak, declaró que la guerra de liberación de las islas Filipinas era su modelo.

Ambas guerras habían sido inspiradas desde el Cielo.

Bush reveló que Dios le había ordenado hacer lo que hizo. Y un siglo antes, el presidente William McKinley también había escuchado la voz del Más Allá:

—Dios me dijo que no podemos dejar a los filipinos en manos de ellos mismos, porque no están capacitados para el autogobierno, y que nada podemos hacer salvo hacernos cargo de ellos y educarlos y elevarlos y civilizarlos y cristianizarlos.

Así, las Filipinas fueron liberadas del peligro filipino, y de paso, los Estados Unidos salvaron también a Cuba, Puerto Rico, Honduras, Colombia, Panamá, República Dominicana, Hawai, Guam, Samoa...

Por entonces, el escritor Ambrose Bierce comprobó:

—La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.

Y su colega Mark Twain, dirigente de la Liga Antiimperialista, diseñó una nueva bandera nacional, que lucía calaveritas en lugar de estrellas.

El general Frederick Funston opinó que ese señor merecía la horca por traición a la patria.

Tom Sawyer y Huck Finn defendieron al papá.

Eduardo GALEANO, Espejos. Una historia casi universal, Siglo XXI, Madrid, 2008.

viernes, 23 de septiembre de 2011

EPICTETO: Deliberar

En todo asunto, antes de emprenderlo, mira bien lo que lo precede y lo que le sigue, y sólo después de tal examen, empréndelo. Si no observas esta conducta, tendrás en principio placer en lo que hagas, pues no tendrás en cuenta lo que sigue, pero al final, cuando aparezcan las dificultades, estarás lleno de confusión.

Querías vencer en los juegos olímpicos. También yo, en verdad, pues !vaya, que hermoso! Pero examina bien, de antemano, lo que precede y lo que sigue a una empresa semejante. Puedes emprenderla después de este examen. Tendrás que someterte al régimen disciplinario y alimenticio y abstenerte de golosinas, hacer ejercicios en las horas señaladas, haga frío o calor; beber agua y vino, sólo moderadamente; en una palabra, es preciso librarse sin reserva al ejercicios diarios como si del médico se tratase, y después de todo esto, participar en los juegos.

Allí, puedes ser herido, descoyuntadas las piernas, ser humillado, y, después de todo esto, ser vencido.

Cuando hayas sopesado todo esto, ve, si tú quieres, hazte atleta. Si no tomas precauciones, sólo harás tonterías y payasadas como los niños que tan pronto como son atletas son conductores de carro, ahora son, llevados por la opinión, comediantes y un instante después representan tragedias. Así también tú: serás tan pronto atleta como conductor de carro, después de todo aquello, filósofo, y, en el fondo de tu alma, no serás nada. Como un payaso, imitarás todo lo que quisieras hacer, y cada vez te gusta algo distinto, pues a nada de esto has llegado con reflexión sino que actúas temerariamente, sin ninguna consideración, ni guía, sino por el sólo azar y capricho. Así es como muchos, habiendo visto o escuchado hablar a un filósofo como Eufrates (aunque ¿quién es capaz de hablar como él?) quieren también ellos hacerse filósofos.

Amigo mío, considera primero la naturaleza del asunto que emprenderás, y luego examina tu propia naturaleza, para ver si ella es tan fuerte como para llevar ese carga. ¿Quieres correr la maratón, o ser conductor de carros? Mira tus brazos, considera tus muslos, examina tu región lumbar, pues no nacimos todos para la misma cosa. ¿Quieres ser filósofo? Piensa si al abrazar tal oficio, ¿podrás comer como los otros, beber como ellos, renunciar como ellos a los placeres?

Debes velar, trabajar, apartarte de tus familiares y amigos, soportar el desdén del joven esclavo, las burlas de todos, ser excluido de honores, cargos, magistraturas, en una palabras hasta del menos asunto.

Reflexiona sobre ello: y ve si tú quieres pagar a este precio; la tranquilidad, la libertad, la constancia. Si no, aplícate a otra cosa, y no hagas como los niños, no sea s hoy filósofo y mañana político, luego negociante y después ministro. Estas cosas no concuerdan. Es preciso que seas sólo un hombre, y un solo hombre más, o menos lúcido; es preciso que te apliques a lo que tu alma desea, o a lo que tu cuerpo anhela: es preciso que trabajes en adquirir bienes interiores, o bienes exteriores, es decir que es preciso que soportes el carácter de un filósofo, o el de un hombre común. ¿Cuál es tu principio rector?

jueves, 22 de septiembre de 2011

CLOPPET: Perón y Borges, una misma sangre

El tres veces presidente y general argentino Juan Perón y el escritor Jorge Luis Borges tuvieron un antepasado en común que vivió en el siglo XVIII en la ciudad de Rosario, dijo hoy el historiador Ignacio Cloppet.

Borges, que consideraba a los peronistas "incorregibles" y fue degradado de bibliotecario a inspector de aves con la llegada del peronismo, era "un tío lejano" de Perón y sospechaba de tal parentesco, asegura Cloppet, autor de "Eva Duarte y Juan Perón: la cuna materna" , recién llegado a las librerías de Argentina.

La obra, centrada en los árboles genealógicos de Perón y Evita, toca la historia del terrateniente Pedro Pascual de Acevedo, de cuyo primer matrimonio con Estefanía de Obelar desciende Perón (1895-1974) , mientras que del segundo, con Tomasa Benítez, lo hace Borges (1899-1986) , apuntó Cloppet.

De Acevedo, que se casó tres veces, fue uno de los primeros habitantes de la ciudad de Rosario, a 380 kilómetros al noreste de Buenos Aires, donde tuvo una vasta descendencia.

"Perón y Borges se conectaban con De Acevedo a través de sus respectivas madres. Borges tenía una diferencia de cinco generaciones con aquel terrateniente, mientras que Perón tenía ocho, de modo que el escritor era un tío lejano del presidente y general" , indicó.

"Yo no intento conciliarlos (a Borges y Perón). Lo que digo es que tenían un tronco en común, una misma sangre" , aclaró.


El Universal, martes 20 de septiembre de 2011.


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LEHMANN: Reinaldo de Châtillon

Reinaldo de Châtillon, el menor de los hijos de un conde francés, se quedó en Palestina después de la segunda cruzada, al no tener porvenir en su país. Era un joven ardiente y bien parecido, y además guerrero valeroso, pero de una brutalidad y una codicia sin límites.

Así, en 1153, poco después de su matrimonio, hizo prisionero al patriarca Amalarico (porque no le daba el dinero que le pedía); en la mazmorra lo apalearon hasta bañarle la cabeza en sangre, y luego le untaron las heridas con miel para exponerle a los ardores del sol y a las picaduras de miles de insectos, desnudo y atado a una estaca. Allí permaneció un día entero, hasta que Reinaldo obtuvo lo que pretendía; el patriarca pagó aquella misma noche y se retiró a Jerusalén, donde la noticia de tal tratamiento suscitó la consiguiente indignación.

Poco le importaba eso a Reinaldo, que se preparaba para más altas empresas. En la primavera de 1156 y sin que hubiese mediado ninguna declaración de hostilidades, desembarcó súbitamente en Chipre, que pertenecía a los bizantinos. Fue una expedición de puro saqueo; los francos y los armenios recorrieron la isla de punta a punta, saquearon todas las casas, incendiaron los campos, cortaron narices y orejas a los sacerdotes, violaron a las mujeres y degollaron con sus sables a niños y ancianos. Por último, todos los chipriotas sobrevivientes fueron obligados a pagar un rescate. Al cabo de tres semanas, Reinaldo, cargado con un rico botín, abandonaba la isla.

En 1160 cayó prisionero en una de las abundantes escaramuzas de la época, fue arrojado a una mazmorra en Alepo y tuvo que aguardar allí quince años porque nadie quería pagar el rescate. Pero no termina aquí la historia del personaje; más tarde le hallaremos otra vez dedicado a sus menesteres habituales de saqueador de pacíficas caravanas. Y fueron las fechorías de Reinaldo de Châtillon las que finalmente motivaron la intervención del sultán Saladino.

Johannes LEHMANN, Las cruzadas, Martínez Roca, Barcelona, 1989.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

GALEANO: La estatua más alta

A fines del siglo diecinueve culminó, a tiros de Remington, el vaciamiento de la Patagonia argentina.

Los pocos indios que sobrevivieron a la matanza cantaron, al irse:

Tierra mía: no te alejes de mí,
por más lejos que me vaya yo.

Ya Charles Darwin había advertido, en su viaje a la región, que los indios no se extinguían por selección natural, sino porque su exterminio respondía a una política de gobierno. Domingo Faustino Sarmiento creía que las tribus salvajes constituían un peligro para la sociedad, y el autor del safari final, el general Julio Argentino Roca, llamaba animales salvajes a sus víctimas.

El ejército llevó adelante la cacería en nombre de la seguridad pública. Los indios eran una amenaza y sus tierras, una tentación. Cuando la Sociedad Rural lo felicitó por la misión cumplida, el general Roca anunció:

—Están libres para siempre del dominio del indio esos vastísimos territorios que se presentan ahora llenos de deslumbradoras promesas al inmigrante y al capital extranjero.

Seis millones de hectáreas pasaron a manos de sesenta y siete propietarios. Cuando murió, en 1914, Roca dejó a sus herederos sesenta y cinco mil hectáreas de tierras arrancadas a los indios.

En vida, no todos los argentinos habían sabido valorar la abnegación de este guerrero de la patria, pero la muerte lo mejoró mucho: ahora tiene la estatua más alta del país y otros treinta y cinco monumentos, su efigie decora el billete más valioso y llevan su nombre una ciudad y numerosas avenidas, parques y escuelas.

Eduardo GALEANO, Espejos. Una historia casi universal, Siglo XXI, Madrid, 2008.

martes, 20 de septiembre de 2011

FÉNÉON: La Iglesia francesa

El párroco de La Compôte (Saboya) iba por el monte, y solo. Se tumbó, totalmente desnudó, bajo un haya, y allí murió de aneurisma.


Empujado por la devoción compulsiva de un peregrino de Lourdes, monseñor Turinaz se hirió la cara y el muslo con la custodia que llevaba.


Cisma en Culey (Mosa). En contra de su obispo, los feligreses conservan como párroco al padre Hutin, y echan al padre Richard.


Cuatrocientos eclesiásticos recibieron en la estación de Moulins a monseñor Lobbedey, su nuevo obispo. Cinco de ellos fueron detenidos en pleno furor sagrado.


Ávidos de indulgencia, unos ladrones han desvalijado una tienda de objetos de piedad y peregrinación de Clichy-sous-Bois.


Las ventas de artículos de devoción no van bien. La señora Guesdon, vecina de Caen, tenía una tienda del ramo. Antes que enfrentarse al embargo, se suicidó.


El inspector Chambord ha prescrito que Dios desaparezca de las escuelas. Los once alcaldes del cantón de Plabaennec (Finisterre) se niegan a ello.


¿Dónde rezar? Por una subvención municipal denegada al párroco encargado del servicio en Martincourt, el señor de Verdum ha prohibido la entrada en la iglesia.


El alcalde Filain (Alto Saona) ha sido sustituido por haber colocado de nuevo en la escuela, junto con otros fogosos beatos, una imagen de Dios.


Dios en las escuelas del territorio de Belfort: el consejo municipal de Chaix vuelve a instalarlo; el alcalde de Méziré manda pegarlo a la pared.


A causa de su celo en mantener a Jesús en las escuelas, el señor de Blois ha sido cesado en sus funciones de alcalde de Coat-Méal.


Doce religiosos de la orden de J.-B. de la Salle vivían en comunidad clandestina en Marsella. Atestado.


Por haber colocado de nuevo a Dios en la escuela o haber impedido que fuera retirado, los alcaldes de Coquerel y Fricourt (Somme) han sido destituidos.


Félix FÉNÉON, Novelas en tres líneas, Impedimienta, Salamanca, 2011.

lunes, 19 de septiembre de 2011

BRECHT: Fundar un banco

"No debemos hacer esperar a este magnífico público. Señoras y señores, ante ustedes ven, en vísperas de desaparecer, al representante de una clase que también va desapareciendo. Nosotros, pequeños artesanos burgueses, nosotros que abrimos con nuestras honradas ganzúas las niqueladas cajas registradoras de los pequeños negocios, nosotros somos devorados por los grandes empresarios, detrás de los cuales están las grandes instituciones bancarias. ¿Qué es una llave maestra comparada con un título accionario? ¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo? ¿Qué es el asesinato comparado con el trabajo de oficina? Conciudadanos, me despido para siempre. Les agradezco que viniesen. Algunos de ustedes me han sido muy queridos. Que Jenny me haya traicionado es una cosa que me sorprende mucho. Prueba evidente de que el mundo no cambia nunca. El concurso de algunas desgraciadas circunstancias hacen que yo sucumba. Pues bien, sucumbiré."

Bertolt BRECHT, La ópera de tres centavos.

GALEANO: Las edades de Toro Sentado

A los treinta y dos años, bautismo de fuego. Toro Sentado defiende a los suyos ante un ataque de tropas enemigas.

A los treinta y siete, su nación indígena lo elige jefe.

A los cuarenta y uno, Toro Sentado se sienta. En plena batalla, a orillas del río Yellowstone, camina hacia los soldados que disparan y se sienta en el suelo. Enciende su pipa. Zumban las balas, como avispas. Él, inmóvil, fuma.

A los cuarenta y tres, se entera de que los blancos han encontrado oro en las Black Hills, en tierras reservadas a los indios, y han empezado la invasión.

A los cuarenta y cuatro, durante una larga danza ritual, tiene una visión: miles de soldados caen como saltamontes desde el cielo. Esa noche, un sueño le anuncia: Tu gente derrotará al enemigo.

A los cuarenta y cinco, su gente derrota al enemigo. Los sioux y los cheyennes, unidos, propinan tremenda paliza al general George Custer con todos sus soldados.

A los cincuenta y dos, tras unos años de exilio y cárcel, acepta leer un discurso de homenaje al tren del Pacífico Norte, que ha culminado la construcción de sus vías. Sobre el fin del discurso, hace a un lado los papeles y, encarando al público, dice:

—Los blancos son todos ladrones y mentirosos.

El intérprete traduce:

—Nosotros damos gracias a la Civilización.

El público aplaude.

A los cincuenta y cuatro, trabaja en el show de Buffalo Bill. En la arena del circo, Toro Sentado representa a Toro Sentado. Hollywood todavía no es Hollywood, pero ya la tragedia se repite como espectáculo.

A los cincuenta y cinco, un sueño le anuncia: Tu gente te matará.

A los cincuenta y nueve, su gente lo mata. Indios que visten uniforme policial traen orden de arresto. En el tiroteo, cae.

Eduardo GALEANO, Espejos. Una historia casi universal, Siglo XXI, Madrid, 2008.

domingo, 18 de septiembre de 2011

SIENKIEWICZ: Dan más de lo que pueden recibir

Pertenecía a ese género de seres nerviosos, sensibles, nobles y amantes, capaces de los mayores sacrificios, pero infelices porque es grande su divergencia con la realidad y porque dan más de lo que pueden recibir. Ahora ese tipo de personas escasea. Creo que un naturalista actual podría decir de ellos que, de entrada, están condenados a muerte.

Henryk SIENKIEWICZ, Relatos, Cátedra, Madrid, 2006.

MODIN: La borrasca de la historia ha barrido su ideal

Se adhirieron al movimiento comunista y nunca les pasó por la cabeza que traicionaran a Inglaterra. Luchaban, primero, por la victoria de la revolución mundial, y lo demás era secundario. ¿Qué había tras aquella revolución, qué crueldades, qué perfidias iba a engendrar? El problema no era ese. Eran, ante todo, fieles a una idea: a la creación de una sociedad justa, igualitaria, que pudiera combatir el fascismo. Eso les unía a Rusia. No eran sencillamente comunistas o simpatizantes; se consideraban verdaderos revolucionarios. Estaban dispuestos a sacrificar gente, pero también a sacrificarse ellos mismos. Es insensato reprocharles su confianza en Stalin. Era el error de toda una generación y de mucha gente honesta, sencilla y confiada, que vivía en todo el mundo. Con la perspectiva que da el tiempo, vemos qué ingenua era aquella actitud, pero eso era lo que creían en los años treinta. Pensando en ellos me he dicho con frecuencia que elos los Quijotes de la revolución mundial... Pasaron su vida persiguiendo molinos de viento, pero la borrasca de la historia ha barrido su ideal.

Entre todas las ilusiones humanas -poder, riqueza, amor, ambición, serenidad, gloria-, aquellos Quijotes eligieron la más grande, la política. juraron permanecer fieles a la revolución mundial hasta la muerte. Y cumplieron su palabra.

Yuri MODIN, Mis camaradas de Cambridge, Planeta, Barcelona, 1995.

sábado, 17 de septiembre de 2011

REVERTE: Un viejo turco

Éramos pocos los viajeros y el autocar paraba en todos los pueblos del recorrido. A mi derecha, en los asientos del otro lado del pasillo, se acomodaba un viejo turco, de cuerpo esmirriado y mirada lobuna, que se afanaba en pasar y pasar las hojas, compulsivo, de atrás adelante y de delante atrás, de un periódico repleto de fotografías de mujeres a medio desnudar. Cuando descendió del vehículo, en una de las múltiples paradas del camino, dejó la revista en el asiento, quizá porque no le convenía aparecer en casa con tan satánico producto. Lo pillé, por supuesto; y era en verdad peculiar aquel engendro de semanario, editado en papel barato. Ni un solo desnudo integral asomaba en sus páginas; pero la fuerza erótica de los gestos de las mujeres, expresada en las miradas, en los gestos de la boca, en las posiciones de su cuerpo, superaba con creces la de cualquier publicación pornográfica de nuestro tolerante Occidente. Los dueños de Playboy deberían aprender un poco de las publicaciones que, burlando la censura, aparecen en países como Turquía. Y si encerraran en sus páginas olores a carne de mujer, mejor. Guardé aquella curiosa revista en el morral, mientras pensaba en aquel anciano turco.

Javier REVERTE, Corázón de Ulises, Suma de Letras, Barcelona, 2000.

viernes, 16 de septiembre de 2011

MODIN: La única razón de su vida

Leyendo las informaciones de los agentes se aprende a conocerlos sin haberlos visto nunca. Se captan sus cualidades, sus defectos, se conocen sus miedos, sus aprensiones, sus neurosis si las tienen. Se llega, incluso, a imaginarlos físicamente. Cuando leía algunos párrafos de los microfilmes o las síntesis enviadas por los agentes, sabía cuándo mentía el autor del documento, cuándo quería disculparse o ponerse de relieve presumiendo de haber enrolado a tal o cual agente. En Sudáfrica, por ejemplo, teníamos un agente muy trabajador y operacional que operaba a diestro y siniestro. Nos llenaba de informaciones inútiles sobre las relaciones entre afrikaners y negros, entre tribus. Los sabía todo sobre los grupos nacionalistas, quién los financiaba y para quién trabajaban. Eso no nos servía de nada en nuestra lucha contra los alemanes, pero le dejábamos trabajar. Leyendo sus informes, advertí que esa era la única razón de su vida.

Yuri MODIN, Mis camaradas de Cambridge, Planeta, Barcelona, 1995.

jueves, 15 de septiembre de 2011

TUCÍDIDES: La democracia según Pericles

Tenemos una república que no sigue las leyes de las otras ciudades vecinas y comarcanas, sino que da leyes y ejemplo a los otros, y nuestro gobierno se llama democracia, porque la administración de la república no pertenece ni está en pocos sino en muchos. Por lo cual cada uno de nosotros, de cualquier estado o condición que sea, si tiene algún conocimiento de virtud, tan obligado está a procurar el bien y honra de la ciudad como los otros, y no será nombrado para ningún cargo, ni honrado, ni acatado por su linaje o solar, sino tan sólo por su virtud y bondad. Que por pobre o de bajo suelo que sea, con tal que pueda hacer bien y provecho a la república, no será excluido de los cargos y dignidades públicas.

Nosotros, pues, en lo que toca a nuestra república gobernamos libremente; y asimismo en los tratos y negocios que tenemos diariamente con nuestros vecinos y comarcanos, sin causarnos ira o saña que alguno se alegre de la fuerza o demasía que nos haya hecho, pues cuando ellos se gozan y alegran, nosotros guardamos una severidad honesta y disimulamos nuestro pesar y tristeza. Comunicamos sin pesadumbre unos a otros nuestros bienes particulares, y en lo que toca a la república y al bien común no infringimos cosa alguna, no tanto por temor al juez, cuanto por obedecer las leyes, sobre todo las hechas en favor de los que son injuriados, y aunque no lo sean, causan afrenta al que las infringe.

TUCÍDIDES, Historia de la guerra del Peloponeso, Orbis, Barcelona, 1986.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

JUDT: El efecto atomizador de internet

Ya estamos familiarizados con las quejas sobre el efecto atomizador de internet: si cada uno selecciona los fragmentos de conocimiento e información que le interesan, pero evita el contacto con todo lo demás, formaremos comunidades globales de afinidades electivas, al mismo tiempo que perderemos el contacto con las afinidades de nuestros vecinos.

En este caso, ¿qué vínculos tenemos? Mis alumnos me dicen con frecuencia que sólo conocen y les interesa un tipo muy especializado de noticias y acontecimientos públicos. Unos leen sobre catástrofes medioambientales y el cambio climático. A otros les preocupan los debates nacionales, pero ignoran todo lo que ocurre en los demás países. En el pasado, gracias al periódico que hojeaban o a las noticias que oían por televisión durante la cena, al menos estaban expuestos a otros asuntos. Hoy, esas preocupaciones ajenas se mantienen al margen.

Tony JUDT, Algo va mal, Taurus, Madrid, 2011.

martes, 13 de septiembre de 2011

REVERTE: Helena de Chipre

-Antes viajaba con mi hermana, pero ahora prefiero ir sola. Es mejor, te relacionas con más gente. ¿Y usted, viaja con alguien?
-Solo.
-¿Y qué opina su mujer...? Supongo que es casado.
-A ella le parece bien. ¿Y qué opina su marido?
-Yo trabajo todo el día como una negra. Siempre hay hermanos, primos, cuñados y amigos que vienen a comer o a cenar a casa. No paro. Y tengo que liberarme alguna vez. Mi marido está de acuerdo.
-Ya lo ve: somos libres.
-¿En qué trabaja?
-Exportación e importación.
-¿Y qué es lo que exporta e importa?
-Cualquier cosa que pueda comprar barato y vender caro.
-Un buen trabajo. Yo quería tener una carrera y trabajar, pero ya ve, me casé y ahí me he quedado. ¿Conoce Chipre?
-No.
-Es muy bonita. Deberá ir alguna vez. La pena es que es una isla divididida, ya sabe, a un lado los turcos y al otro lado los griegos. Yo no puedo pasar al lado turco, ni puedo viajar a Turquía.
-He oído decir que se odian entre ustedes.
-Hay mucho odio. Pero yo no odio. Cuando vivía en Londres, mi mejor amiga era una turca, una chica de Esmirna... Perdone la pregunta, pero cuando está de viaje, ¿es fiel a su mujer?
-Absolutamente fiel.
-Es raro en un hombre.
-¿Y usted, es fiel a su marido cuando está fuera de casa?
-Lo intento con todas mis fuerzas.

Javier REVERTE, Corázón de Ulises, Suma de Letras, Barcelona, 2000.

lunes, 12 de septiembre de 2011

JUDT: Socialismo y socialdemocracia

Hay una distinción significativa entre socialismo y socialdemocracia. El socialismo buscaba el cambio transformador: el desplazamiento del capitalismo por un régimen basado en un sistema de producción y propiedad completamente distinto. Por el contrario, la socialdemocracia representaba un compromiso: implicaba la aceptación del capitalismo -y de la democracia parlamentaria- como marco en el que se atenderían los intereses de amplios sectores de la población que hasta entonces habían sido ignorados.

Estas diferencias son importantes. El socialismo -bajo sus numerosas guisas y avatares con guiones- ha fracasado. La socialdemocracia no sólo ha llegado al poder en muchos países, sino que su éxito ha superado los sueños más ambiciosos de sus fundadores. Lo que a mediados del siglo XIX era idealista y, cincuenta años después, un desafio radical, se ha convertido en la política cotidiana en muchos Estados liberales.

Tony JUDT, Algo va mal, Taurus, Madrid, 2011.

domingo, 11 de septiembre de 2011

ZAGAJEWSKI: Try to praise the mutilated world

Try to praise the mutilated world.
Remember June’s long days,
and wild strawberries, drops of wine, the dew.
The nettles that methodically overgrow
the abandoned homesteads of exiles.
You must praise the mutilated world.
You watched the stylish yachts and ships;
one of them had a long trip ahead of it,
while salty oblivion awaited others.
You’ve seen the refugees heading nowhere,
you’ve heard the executioners sing joyfully.
You should praise the mutilated world.
Remember the moments when we were together
in a white room and the curtain fluttered.
Return in thought to the concert where music flared.
You gathered acorns in the park in autumn
and leaves eddied over the earth’s scars.
Praise the mutilated world
and the grey feather a thrush lost,
and the gentle light that strays and vanishes
and returns.

FALLACI: Los atentados de Nueva York

Eran las nueve y cuarto. Y no me pidas que recuerde lo que sentí durante aquellos 15 minutos. No lo sé, no lo recuerdo. Era como un trozo de hielo. Incluso mi cerebro estaba helado. Ni siquiera recuerdo si algunas cosas las vi sobre la primera o sobre la segunda Torre. La gente que, para no morir abrasada viva, se lanzaba por las ventanas desde el piso 80 ó 90, por ejemplo. Rompían los cristales de las ventanas y se lanzaban al vacío como si se lanzasen de un avión en paracaídas, y caían lentamente. Agitando las piernas y los brazos, nadando en el aire. Sí, parecía que nadaban en el aire. Y no acababan de llegar abajo. Hacia el piso 30, aceleraban. Se ponían a gesticular, desesperados, supongo que arrepentidos, como si gritasen «Help, help». Y quizás lo gritasen de verdad. Por fin, caían en el suelo y paf.

¿Cuáles son los símbolos de la fuerza, de la riqueza, de la potencia de la modernidad americana? No son el jazz y el rock and roll, el chicle o la hamburguesa, Broadway o Hollywood. Son sus rascacielos. Su Pentágono. Su ciencia. Su tecnología. Esos rascacielos impresionantes, tan altos, tan bellos que, al alzar los ojos, casi olvidas las pirámides y los divinos palacios de nuestro pasado. Esos aviones gigantescos, exagerados, que se utilizan como en otro tiempo se utilizaban los veleros y los camiones, porque todo se mueve a través de los aviones. Todo. El correo, el pescado fresco y nosotros mismos (no olvidemos que la guerra aérea la inventaron ellos. O al menos la guerra aérea desarrollada hasta la histeria).

Ese terrible Pentágono, esa fortaleza que da miedo sólo con mirarla. Esa ciencia omnipresente y casi omnipotente. Esa extraordinaria tecnología que, en pocos años, cambió por completo nuestra vida cotidiana, nuestra milenaria manera de comunicarnos, comer y vivir. ¿Y dónde les ha golpeado el reverendo Osama bin Laden? En los rascacielos y en el Pentágono. ¿Cómo? Con los aviones, con la ciencia, con la tecnología.

Oriana FALLACI, La rabia y el orgullo, La Esfera de los Libros, Madrid, 2002.

sábado, 10 de septiembre de 2011

REVERTE: Teorema de la verdad

-Ah, español; claro, mediterráneo, por eso me pareció griego. Mi nombre es Constantinos, soy profesor de matemáticas.
-Me llamo Martín.
-¿Y a qué se dedica?
-Escritor.
-¿Escritor de qué?
-De libros.
-¿Libros de qué?
-Viajes, novelas...
-Yo también soy escritor.
-¿Escritor de qué?
-He publicado algunas poesías en revistas universitarias. Y algún ensayo de filosofía. ¿Le gusta la filosofía?
-Claro, es muy instructiva. Y además suministra ideas para argumentos de las novelas.
-¿Y qué opina de la verdad?
-Me desconcierta esa palabra, lo siento.
-Yo tengo una fórmula matemática para llegar a la verdad. Ya sabe que los griegos inventamos la filosofía, y muchos de nosotros seguimos practicándola. En Grecia, la filosofía es como un deporte.
-¡Qué interesante! ¿Y cuál es su fórmula?
-Lo siento, señor Martín. Precisamente en estos días estoy terminando de escribir un artículo donde explico el asunto. No se publicará hasta dentro de unos meses, en el próximo curso. Y comprenderá que no es oportuno contarle a un colega una idea. ya conoce cómo es eso de la escritura...
-Se refiere usted al plagio.
-Eso mismo. Pero no me lo tome mal. No es que desconfíe de usted, es que no le conozco.
-Yo haría lo mismo en su caso. ¿Me dirá al menos cómo titulará el artículo?
-Teorema de la verdad. Y le adelantaré otra cosa: la verdad no es sólo matemática, es también pura geometría. Más no puedo decirle, lo siento.


Javier REVERTE, Corázón de Ulises, Suma de Letras, Barcelona, 2000.

viernes, 9 de septiembre de 2011

JUDT: Hemos arrojado todo esto por la borda

Desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970, las sociedades avanzadas de Occidente se volvieron cada vez menos desiguales. Gracias a la tributación progresiva, los subsidios del gobierno para los necesitados, la provisión de servicios sociales y garantías contra las situaciones de crisis, las democracias modernas se estaban desprendiendo de sus extremos de riqueza y pobreza.

En los últimos treinta años hemos arrojado todo esto por la borda, países como Reino Unido y Estados Unidos se han dedicado a desmontar décadas de legislación social y supervisión económica.

Las consecuencias están claras. La movilidad intergeneracional se ha interrumpido, los niños tienen muy pocas expectativas de mejorar la condición en la que nacieron. Los pobres siguen siendo pobres. La desventaja económica para la gran mayoría se traduce en mala salud, oportunidades educacionales perdidas y -cada vez más- los síntomas habituales de la depresión: alcoholismo, obesidad y delitos menores. Los desempleados o subempleados pierden las habilidades que hubieran adquirido y se vuelven superfluos crónicamente para la economía. Las consecuencias con frecuencia son la angustia y el estrés, por no mencionar las enfermedades y la muerte prematura.

Tony JUDT, Algo va mal, Taurus, Madrid, 2011.

jueves, 8 de septiembre de 2011

BUKOWSKI: La vida goteando en el espacio

"Tu vida goteando en el espacio. La gente tiene un aspecto gris, pisoteado."

"Pero mi vida entera ha consistido en luchar por una simple hora para hacer lo que quiero hacer."

"Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte."

¿Por qué tuve que cumplir los 51 antes de poder pagar el alquiler con lo que escribía?"

"El hecho de que exista una salida te ayuda a quedarte dentro."

"Nunca tengo un maldito libro que leer. Cuando has leído una cierta cantidad de literatura decente, simplemente no hay más. Tenemos que escribirla nosotros mismos."

"Ahora mi principal influencia soy yo mismo."

"Cada nueva línea es un comienzo y no tiene nada que ver con ninguna de las líneas que la han precedido."

"Nada impedirá a un hombre escribir a menos que ese hombre se lo impide a sí mismo. Si un hombre desea verdaderamente escribir, lo hará."

"Hay muchas cosas de las que escribir, pero no de las que hablar."

"Temen tanto el fracaso que fracasan."

"Estaban vivos pero no estaban vivos."

"Cuando escribes debes deslizarte."

"Pensar en ellos era mucho mejor que leerlos."

"Y algunos de los jóvenes piensan en mí como yo pensaba en esos otros."

"Luego se me cruzan los cables y tengo que empezar desde cero otra vez."

"Yo había escrito durante décadas en cuartuchos, había dormido en los bancos de los parques, había pululado en los bares, había desempeñado los más estúpidos trabajos, dedicándome al mismo tiempo a escribir, y a escribir exactamente como yo quería y como consideraba que quería hacerlo."

"Lo único que contaba era la siguiente sesión ante el ordenador. Si podía seguir haciéndolo, estaba vivo; si no, todo lo anterior significaba muy poco para mí."

"Todo el pasado no significaba nada. La reputación no significaba nada. Lo único que importaba era la siguiente línea. Y si la siguiente línea no llegaba, estaba muerto."

"Dejé de buscar a la chica de ensueño; sólo quería que no fuera una pesadilla."

"Hoy me tocaba perder. Pero seguía vivo."

"Tienes una sola oportunidad y se acabó."

Charles BUKOWSKI, El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Anagrama, Barcelona, 2002.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

SINGER: Sentimos la necesidad de oponer resistencia

A propósito, ¿me preguntó usted, mi querido amigo, cuál es la fuerza que me impele a seguir luchando? ¿Sí, o son imaginaciones mías? ¿Me preguntó acaso qué es lo que me permite soportar la pobreza, la enfermedad, y, peor todavía, la desesperanza? ¡Buena pregunta, mi joven y querido amigo! Es la misma que me formulé cuando leí por vez primera el Libro de Job. ¿Por qué siguió viviendo y sufriendo? ¿Para tener más hijas, más asnos y más camellos? No. La verdad es que Job siguió adelante por amor al juego de vivir, al juego en sí mismo. Todos jugamos al ajedrez con el Destino. El Destino mueve una pieza, y nosotros movemos otra. El Destino intenta darnos jaque mate en tres jugadas, y nosotros intentamos impedírselo. Nos consta que no podemos ganar, pero sentimos la necesidad de oponer resistencia.

Isaac Bashevis SINGER, Un amigo de Kafka otros relatos, Cátedra, Madrid, 1990.

martes, 6 de septiembre de 2011

KOSIŃSKI: Suicide note

"I am going to put myself to sleep now for a bit longer than usual. Call it Eternity."

FÉNÉON: Hambre, miseria

"Un contable de sesenta y cinco años, el señor Leclerc, que al no tener empleo no comía casi nunca, ha muerto de inanición en las canteras de Gauvin."

"El mendigo septuagenario Verniot, natural de Clichy, ha muerto de hambre. Su jergón ocultaba dos mil francos."

"El señor Septeuil se ha ahorcado: paro."

"Cerca de Villebon, Fromond, que explicaba a otros su miseria, se metió de repente en un horno de yeso en combustión."

"Casi septuagenario y totalmente arruinado, el señor Vincent, antiguo comerciante, se ha abierto la garganta con una navaja en Clichy."

"El cadáver del sexagenario Dorlay se balanceaba en un árbol, en Arcueil, con esta pancarta: Demasiado viejo para trabajar."

Félix FÉNÉON, Novelas en tres líneas, Impedimienta, Salamanca, 2011.

lunes, 5 de septiembre de 2011


SIENKIEWICZ: Discurso en Estocolmo

Este honor, preciado para cualquiera, ¡cuánto más lo es para un hijo de Polonia! De ella se ha dicho que está muerta, pero he aquí una prueba entre mil de que vive. Se ha dicho que es floja en la faena y en el ingenio, pero he aquí una muestra de su dinamismo. Se ha dicho que es una nación rendida, pero he aquí una nueva muestra de que sabe vencer.

Señores miembros de la Academia, la más alta representación del talento y la sensibilidad de vuestra noble nación: como polaco les expreso mi más sincera y emocionada gratitud por este honor que se rinde no a mi persona, sino al trabajo y a la fuerza creadora de Polonia.

Henryk SIENKIEWICZ, Relatos (ed. de Fernando PRESA GONZÁLEZ), Cátedra, Madrid, 2006.

domingo, 4 de septiembre de 2011

FORSTCHEN: Hooker en Chancellorsville

De pie, en el porche de Chancellor House, Hooker oía el rugir de la batalla que se libraba más al oeste, y ese rugido ahogaba cualquier tipo de pensamiento. Convocó una reunión de oficiales. Todos los comandantes de cuerpo le pidieron que lanzara un ataque general. "¡Mírelo usted desde el punto de vista del enemigo, señor! ¡Sus fuerzas están divididas y nosotros les superamos en número!"

Y en ese momento una bala de cañón fue a caer allí, alcanzando la columna del porche sobre la que se apoyaba Hooker. La columna se vino abajo, golpeando al general, que cayó inconsciente al suelo.

¡Fue la oportunidad de oro! Cualquiera que sintiera una pizca de amor por la Unión les hubiera gritado a los oficiales allí reunidos: "¡Ésta es la oportunidad!" Uno puede imaginarse a Patton en ese momento, con Eisenhower o Bradley sin sentido frente a él. Patton habría empuñado el mando con las dos manos y se habría largado, y hasta es posible que antes hubiera propinado un nuevo golpe en la cabeza de su jefe para asegurarse de que no le iba a incordiar.

Pero aquellos hombres no hicieron nada de eso. Se quedaron de pie, con la boca abierta. Hubo un breve debate, alguien llegó a sugerir que había que hacer algo, cuando de pronto Hooker lanzó un gruñido y se puso en pie tambaleante, balbuceando que seguía al mando. La escena podría ser cómica, de no ser porque miles de hombres estaban muriendo. Era un buen momento para que alguien se acercara a Hooker por la espalda y le sacudiera otro golpe en la cabeza con la culata de una pistola.

Así que le dejaron seguir con el mando.

Bill FAWCETT (ed.), Cómo perder una batalla, Inédita, Barcelona, 2009.

sábado, 3 de septiembre de 2011


ÖRKÉNY: Autobiografía a toda prisa

Cuando nací, era un bebé tan hermoso que el doctor me cogió en brazos y, de habitación en habitación, me mostró al hospital entero. Incluso me sonrió, dicen, lo que provocó un suspiro de envidia en las madres de los otros bebés.

Eso sucedió en 1912, poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, y fue mi único éxito indiscutible, creo yo. A partir de entonces mi vida ha sido un descenso continuo. No sólo perdí gran parte de mi atractivo, sino también mi cabello y unos pocos dientes. Lo que es más, no he sido capaz de cumplir con lo que el mundo esperaba de mí.

No podía llevar mis planes con vigor, ni hacer pleno uso de mi talento. A pesar de que siempre había querido ser escritor, mi padre, que era farmacéutico, insistió en que siguiera sus pasos. Sin embargo, incluso esto no le satisfizo. Se le metió en la cabeza que debería tener una vida mejor que la suya. Así que, después de convertirme en farmacéutico, me envió de vuelta a la universidad para hacer de mí un ingeniero químico, lo que significó otros cuatro años y medio de retraso antes de que pudiera disfrutar de mi pasión por la escritura.

Apenas me había puesto a escribir, cuando Hungría declaró la guerra a la Unión Soviética, y me llevaron al frente. Nuestro ejército no era gran cosa y pronto me encontré prisionero de los rusos, prisionero de guerra; otros cuatro años y medio perdidos. Cuando volví a casa me encontré con nuevas dificultades, que no hicieron nada para favorecer mi camino hacia una carrera literaria.

Las circunstancias me permitieron acabar cinco o seis volúmenes de cuentos, escribiendo más o menos en secreto, en las pocas horas que pude arrancar a la marcha inexorable de la historia. Tal vez por eso siempre me he esforzado por la economía y la precisión, en busca de la esencia, a menudo a toda prisa. Sorprendido por cada toque de la campana de la puerta, no tenía ninguna razón, nunca, a esperar nada bueno, ya fuera quien llamara el cartero o cualquier otro funcionario estatal.

viernes, 2 de septiembre de 2011


MAUPASSANT: Jovenear

—¡ Dios mío! ¿Qué le ha pasado? Hay que acostarlo, caballero, sin más; dormirá, y mañana no parecerá el mismo,
—Pero, ¡si apenas puede hablar!
—¡Oh!, no es nada, unos cuantos tragos, nada más. No ha cenado para estar ágil, y después se ha tomado dos copas, para animarse. El ajenjo, ya ve usted, le devuelve sus piernas, pero le quita las ideas y las palabras. No está ya en edad de bailar de ese modo. No, de veras, ¡es como para desesperar de que siente la cabeza!
—Pero, ¿por qué baila así, con lo viejo que es?
—¡Ah! ¡Sí! ¿Por qué? Pues verá, para que lo crean joven debajo de su máscara, para que las mujeres lo tomen aún por un niño bonito y le digan guarradas al oído, para refregarse contra su piel, contra todas sus sucias pieles con sus olores y sus polvos y sus pomadas.

Guy de MAUPASSANT, Mi tío Jules y otros seres marginales, Alianza, Madrid, 2004.

jueves, 1 de septiembre de 2011


BUBER: El descuido

El rabí Elimelek estaba cenando con sus discípulos. El criado le trajo un plato de sopa. El rabí lo volvió y la sopa se derramó sobre la mesa. El joven Mendel, que años después sería rabí de Rimanov, exclamó:

-Rabí, ¿qué has hecho? Nos mandarán a todos a la cárcel.

Los otros discípulos sonrieron y se hubieran reído abiertamente, si la presencia del maestro no les hubiera contenido. Éste, sin embargo, no sonrió. Movió afirmativamente la cabeza y dijo a Mendel:

-No temas, hijo mío.

Algún tiempo después se supo que en aquel día un edicto dirigido contra los judíos de todo el país había sido presentado al zar para que lo firmara. Repetidas veces el zar había tomado la pluma, pero algo siempre lo interrumpía. Finalmente firmó. Extendió la mano hacia la arena de secar, pero tomó por error el tintero y lo volcó sobre el papel. Entonces lo rompió y prohibió que se lo trajeran de nuevo.