Los sajones pusieron al descubierto lo que habían ocultado durante largo tiempo en sus corazones. Igual que los perros vuelven a su vómito, así regresaron ellos al paganismo. De nuevo, abandonaron el cristianismo, traicionando a Dios y al rey y señor que tanto les había beneficiado. Se unieron a los paganos de otras tierras y se entregaron por completo a la adoración de los ídolos, quemaron las iglesias y capturaron o mataron a los sacerdotes.
Harold LAMB, Carlomagno, Edhasa, Barcelona, 2002.