Los muertos amortajados en la corteza terrestre y girando al lento diurnal de la rueda de la tierra, en paz con eclipses, asteroides, novas polvorientas, sus huesos manchados de moho y el tuétano transmutado en frágil piedra, girando, los dedos entrelazados de raíces, siendo uno con Tutankamón y Agamenón, con la simiente y lo nonato.
Cormac McCARTHY, El guardián del vergel, Debolsillo, Barcelona, 2005.