El Conde mi señor se fue a Napoles;
el Duque mi señor se fue a Francía:
príncipes, buen viaje, que este día
pesadumbre daré a unos caracoles.
Como sobran tan doctos españoles,
a ninguno ofrecí la Musa mía;
a un pobre albergue sí, de Andalucía,
que ha resistido a grandes, digo soles.
Con pocos libros libres (libres digo
de expurgaciones) paso y me paseo,
ya que el tiempo me pasa como higo.
No espero en mi verdad lo que no creo:
espero en mi conciencia lo que sigo:
mi salvación, que es lo que más deseo.