Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

viernes, 4 de noviembre de 2011

HITLER: Los cazadores

—Qué han cazado ustedes? ¿Águilas, leones...?
—No, vulgares conejos.
—Entre los conejos debe reinar ahora una gran alegría. El aire es puro.
—Sí.
—Sin duda han utilizado ustedes balas explosivas...
—Simplemente de plomo.
—¿Han matado o herido algún ojeador?
—No, que yo sepa.
—Es una lástima que no se les pueda utilizar, a ustedes los cazadores, contra los guerrilleros rusos.
—El ministro de Asuntos Exteriores aceptaría sin duda esta invitación a tomar parte en un comando.
—¿Cuál es el récord de caza de Ciano?
—Cuatrocientas piezas.
—¡Nada más que cuatrocientas! ¡Si sólo en el curso de sus servicios como piloto hubiera abatido al menos una ínfima parte de esa cifra en aviones enemigos! ¿La cacería ha concluido sin más?
—La caza es un maravilloso tónico; se olvidan todas las preocupaciones.
—¿Y usted cree que para tonificarse es indispensable matar liebres y faisanes? El gozo de matar une a los hombres. Felizmente, no entendemos el lenguaje de las liebres. Tal vez se expresaban así hablando de ustedes: «¡Era incapaz de correr, ese gran cerdo!». ¿Qué pensará de todo esto una vieja liebre con una experiencia de toda la vida? Entre las liebres debe producirse un gran júbilo cuando se percatan de que un ojeador ha recibido un balazo.

Las conversaciones privadas de Hitler, Crítica, Barcelona, 2004.