Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

sábado, 29 de junio de 2013

Había perdido el juicio


Paul Troost había sido militante nacionalsocialista durante muchos años. Se había suicidado poco después de la llegada al poder de los nazis. Hitler había mantenido con ambos una relación muy estrecha durante mucho tiempo. Juntos habían trabajado en los planes para los grandiosos palacetes que Hitler quería construir para el Partido después de su ascenso al poder. A requerimiento de Hitler, Troost se encargaba de los diseños, que se convertirían en una obsesión para Hitler. Nunca se habían podido aclarar los motivos por los que el profesor Troost puso fin a su vida. En el entorno de Hitler se especulaba que después del triunfo nazi y en vista de la posibilidad de poder realizar todos sus proyectos, Troost había perdido el juicio y se había matado. 

Henrik EBERLE, Matthias UHL, El informe Hitler,Tusquets, Barcelona, 2008.

miércoles, 26 de junio de 2013

S.T.T.L. Richard Matheson

Neville observó a los nuevos habitantes de la tierra. No era uno de ellos. Semejante a los vampiros, era un anatema y un terror oscuro que debían eliminar y destruir. Y de pronto nació la nueva idea, divirtiéndolo, a pesar del dolor.

Tosió carraspeando. Se dio vuelta y se apoyó en la pared mientras se tomaba las pildoras. Se estrecha el círculo. Un nuevo terror nacido de la muerte, una nueva superstición que invade la fortaleza del tiempo.

Soy leyenda.

Richard MATHESON, Soy leyenda, Minotauro, Barcelona,2008.

lunes, 24 de junio de 2013

BRETÓN: Solitario

No he triunfado, he fracasado... Las calles están llenas de gente pero yo estoy solitario, como un alma en pena.

Vicente GARRIDO, Patricia LÓPEZ, El secreto de Bretón, Ariel, Barcelona, 2013.

domingo, 23 de junio de 2013

DENEVI: La mujer ideal no existe

Sancho Panza repitió, palabra por palabra, la descripción que el difunto don Quijote le había hecho de Dulcinea. Verde de envidia, Aldonza masculló:

–Conozco a todas las mujeres del Toboso. Y le puedo asegurar que no hay ninguna que se parezca ni remotamente a esa que usted dice.

Marco DENEVI, Falsificaciones, Thule Ediciones, Barcelona, 2008.

ORTEGA Y GASSET: La suprema misión de la mujer

La mujer fue primero para el hombre una presa —un cuerpo que se puede arrebatar. A esta emoción venatoria sucede un sentimiento más delicado y de signo opuesto Lo que en la mujer puede ser botín y presa que se toma de arrancada no satisface. Un mayor refinamiento del hombre le hace desear que la presa lo sea por espontánea impulsión. El botín de su feminidad, en rigor, no se posee si no se gana. La presa se torna premio. Y para alcanzarlo es preciso hacerse digno de él, adecuarse al ideal de» hombre que en la mujer dormita. Por este curioso mecanismo se invierten los papeles: el eversor cae prisionero. Si en la época del mero instinto sexual la actitud del varón es predatoria y se arroja sobre la belleza transeúnte, en esta etapa de entusiasmo espiritual se coloca, por el contrario, a distancia, se orienta desde lejos en el semblante femenino para sorprender en él la aprobación o el desdén.La verdadera misión histórica de la hembra humana aparece sin claridad por olvidarse que la mujer no es la esposa, ni es la madre, ni es la hermana, ni es la hija. Todas estas cosas son precipitados que da la feminidad, formas que la mujer adopta cuando deja de serlo o todavía no lo es. Sin duda, quedaría el universo pavorosamente mutilado si de él se eliminasen esas maravillosas potencias de espiritualidad que son la esposa, la madre, la hermana y la hija —de tal modo venerables y exquisitas, que parece imposible hallar nada superior.
Mas es forzoso decir que con ellas no están completas las categorías de la feminidad y que ellas son inferiores y secundarias si se emparejan con lo que es la mujer cuando es mujer y nada mas. Cada una de esas advocaciones del ser femenino se diferencia de las restantes y se define por su oficio eficaz. Nadie ignora lo que es ser madre y esposa, hermana o hija. Pues bien, ese cuádruple oficio conmovedor no existiría si la hembra humana no fuese además —y antes que todo eso— mujer. ¿Pero qué es la mujer cuando no es sino mujer? Yo no podría responder a esta pregunta sin rectificar antes la tradicional noción de los ideales. Desde hace doscientos años, señora, el oficio de la mujer, cuando no es sino mujer, es ser el concreto ideal («encanto», «ilusión») del varón. Nada más. Pero nada menos. Puede un hombre amar con insuperable fervor a la madre, esposa, hija o hermana sin que haya en su sentimiento la menor tonalidad de ilusión. Por el contrario, puede sentirse ilusionado, encantado, atraído, sin que experimente nada de eso que propiamente llamamos amor filial, paterno, conyugal o fraternal. Las mujeres, con su aguda intuición, distinguen perfectamente cuándo en las emociones que suscitan existe ese matiz de la ilusión y, en el secreto de su ánima, sólo entonces se sienten halagadas y satisfechas. Decía Ramón Campos, un fino escritor español de fines del siglo XVIII, que «sólo una cosa puede llenar por completo el corazón del hombre, y es el corazón de la mujer». De suerte que la mujer es mujer en la medida en que es encanto o ideal. La profunda intervención femenina en la historia no necesite consistir en actuaciones, en faenas, sino en la inmóvil, serena presencia de su personalidad. A mi juicio, es ésta la suprema misión de la mujer sobre la tierra: exigir, exigir la perfección al hombre.

José ORTEGA Y GASSET, Obras completas. Tomo III. Epílogo del libro De Francesca a Beatrice, Revista de Occidente, Madrid, 1966.

sábado, 22 de junio de 2013

S.T.T.L. Javier Tomeo

Soy un animal que jamás existió. Todo lo que les diga a partir de este momento, por lo tanto, les llega desde una dimensión mágica en la que a pesar de todo, deberían ustedes creer. 

Me llamo Unicornio. Me describen como un animal pequeño, semejante al macho cabrío, con un solo cuerno en medio de la frente. Dicen que tengo la virtud de purificar el agua de las fuentes. Mi fiereza es proverbial y los cazadores, temerosos, me rehuyen. Cuando descubro una doncella virgen, sin embargo, pierdo toda mi ferocidad. Me aproximo a ella, salto a su regazo y la dulce muchacha me acaricia, me alimenta y me conduce a su palacio. 

Estas dos circunstancias (el temor que inspiro a los cazadores y la mansedumbre que demuestro ante las doncellas) hacen, de cualquier modo, que de vez en cuando me formule algunas preguntas de difícil respuesta: 

Primera pregunta: ¿Y si los cazadores no se nos acercasen, no por el temor que podamos inspirarles, sino, simplemente, porque saben que somos una entelequia? 

Segunda pregunta: ¿Es que acaso hay cazadores tan entusiastas que persigan quimeras? 

Tercera pregunta: los libros dicen que, al ser apresados por una doncella, el demonio que hay encerrado dentro de nosotros es vencido por la castidad. Eso estaría muy bien , pero ¿ y si fuese precisamente al revés? ¿Y si fuésemos nosotros los que, atraídos por el raro perfume de las doncellas, nos acercásemos a ellas para seducirlas? 

 Cuarta pregunta: ¿Y si ellas, enardecidas por nuestras ardientes miradas, nos condujesen a sus palacios para consumar amores sin nombre, que los hombres nacidos de mujer ni siquiera son capaces de imaginar?

Javier TOMEO, El unicornio.

domingo, 9 de junio de 2013

HITCHCOCK: A stranger who doesn’t look at all the way I feel

Some writers say that Cary Grant was my fantasy alter ego. Silliness. When I look into my mirror, I don’t see Cary Grant. I look into my mirror as little as possible, because the person who looks back at me has always seemed something of a stranger who doesn’t look at all the way I feel. But, somehow, he kept getting into my mirror.

Charlotte CHANDLER, It’s Only a Movie: Alfred Hitchcock, a Personal Biography, Simon & Schuster, Nueva York, 2005.

sábado, 8 de junio de 2013


CERCAS: Empecé a escribir tarde por culpa de Borges

Era un chico de familia muy católica, y esto me da mucha vergüenza reconocerlo, hasta que a los catorce años me enamoré de una chica. Pero al final del verano regresé a Barcelona y tuve la mala idea de ir a leer un libro de Unamuno, San Manuel Bueno Mártir. Fue terrorífico. Me armó un lío tan gordo, que perdí la fe, me di al tabaco… Con Unamuno me hice un lío tan grande que todavía no lo he arreglado. Porque éste se dedica a liarte y, además, te lo dice. La literatura era un chaleco salvavidas. Era un desubicado y tenía que agarrarme a algo, así que lo hice a la literatura. Era lector desde muy pequeño, pero después de Unamuno todo cambia. A partir de ese momento leí a brazo partido, como si me fuera la vida en ello, buscando las seguridades y la supervivencia. En Wikipedia dice que Javier Cercas leyó a Borges a los 15 años y que entonces se hizo escritor. Totalmente falso. Fue justo lo contrario: leí a Borges a los 15 años y lo que hizo fue aplazar mi atrevimiento a escribir. Empecé a escribir muy tarde por culpa de Borges.

Peio H. RIAÑO,  Empecé a escribir tarde por culpa de Borges.

El Confidencial, sábado 8 de junio de 2013.

jueves, 6 de junio de 2013

S.T.T.L. Tom Sharpe

El paseo de Wilt era un paseo interior y seguía un itinerario completamente distinto de su propia apariencia y de la de su ruta. Era en realidad una jornada de pensamiento ávido, un peregrinaje por sendas de posibilidad remota que implicaban la desaparición irrevocable de la señora Wilt, la adquisición súbita de riqueza, de poder, lo que haría él si le nombrasen ministro de educación, o, aún mejor, primer ministro. 

Tom SHARPE, Wilt, Anagrama, Barcelona, 2005.

lunes, 3 de junio de 2013

MACHADO: Ruteñismo


 Que usted haya nacido en Rute, y que se sienta usted relativamente satisfecho de haber nacido en Rute, y hasta que nos hable usted con cierta jactancia de hombre de Rute, no me parece mal. De algún modo ha de expresar usted el amor a su pueblo natal, donde tantas raíces sentimentales tiene usted. Pero que pretenda convencernos de que, puesto a elegir, hubiera usted elegido a Rute, o que, adelantándose a su propio índice, hubiera usted señalado a Rute en el mapa del mundo como lugar preciso para nacer en él, eso ya no me parece tan bien, querido don Cosme.

Antonio MACHADO, Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, Alianza Editorial, Madrid, 2009.

domingo, 2 de junio de 2013

Relatos de Ipolka

 

Sale un nuevo volumen de Relatos de Ipolka, en este caso la tercera edición, con nuevos autores.

En colaboración con el Ayuntamiento de Porcuna, el Museo Municipal y sus autores se presenta un nuevo libro lleno de historias sobre Ipolka, la Porcuna ibera.

El libro ha sido diseñado por Alvaro Rendón Gómez y cuenta en su interior con ilustraciones de Consuelo Vallejo. Se distribuye ya en la Papelería Séneca de Porcuna.

Índice de autores:
  • 'El toro íbero', de Marcial del Pino Chiachío.
  • 'Indíbilis', de Álvaro Rendón Gómez.
  • 'Equinoxis', de Antonio José Colomo Villén.
  • 'El Rinconcito', de Soledad de la Torre Cabeza.
  • 'Tiresio', de Pilar Jiménez.
  • 'La voluntad de Stena', de José Ángel Parejo Medina.
  • 'Los destructores de imágenes', de Eva Patricia Vallejo Delgado.
  • 'Retorno a Ipolka', de Amparo Chiachío Peláez.
  • 'Las montañas', de Juan Ortega Cózar.
  • 'Ooparts bajo la alfombra', de Rafael Jesús Navas Millán.
  • 'La novia oretana', de Plácido Romero.
  • 'Con ojos de niña y fuerza de mujer', de Luisa María Garzón Peña.
  • 'La Dama', de María Ángeles Cabeza Torres.
  • 'El poema de la Laguna Negra', de Javier Navas Millán.
  • 'La espera', de Félix Fernández Hidalgo.
  • 'La trama del miedo', de Fernando Molero Campos.
  • 'La historia de vuestras historias', de Luis Emilio Vallejo Delgado.
  • 'Nada es para siempre', de Aurora Mateos.
  • 'Arqueologías', de Alfredo González Callado.