Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 20 de octubre de 2014


RAMET: Ficciones radiofónicas

El microrrelato trata sobre un soldado francés que huye del ejército español. Comienza con el despertar del soldado en un lugar no especificado por el locutor. El soldado, incrédulo de que se encontraba vivo, comienza a huir por el bosque, intentando evitar al ejército español, el cual llevaba tres días persiguiéndole. Había abandonado a manos de los bandoleros a un polaco, el cual sería fruto de las torturas antes de morir. Tras dejar a su caballo malherido, descanso en un cerro. Lo único que le mantenía la esperanza era que a pocos kilómetros se encontraba su campamento.

A la mañana siguiente emprendió el viaje rumbo a su base. Cansado, avistó a lo lejos un grupo de hombres. Intuyó que serían los españoles. Para evitar ser torturado, sacó su navaja y se la clavó en el pecho. Antes de morir pudo observar que se trataban de soldados franceses.

Esta vez el relato va dirigido a un público totalmente diferente, por lo que la forma de narrar es más compleja. La estructura dramática que presenta este microrrelato es más compleja que la anterior, pero idéntica: el planteamiento de la situación, donde el protagonista cuenta el comienzo de su historia; el desarrollo, que es el momento en el que prospera la historia y llega al punto de máxima tensión y el cierre donde se da por concluida la trama. Por otro lado, la estructura narrativa es simple porque mantiene una organización cronológica, donde los hechos se van desarrollando de forma lineal. Por último, la estructura expositiva se basa en el monólogo donde se narra la aventura del soldad en tercera persona.

En este microrrelato, la música es un elemento importante en el desarrollo del microrrelato ya que está presente durante toda su duración, sin embargo, los ritmos cambian según se esté contando la introducción, el desarrollo o el final. La tensión del relato aumenta progresivamente hasta el final. Además podemos destacar la carencia de efectos sonoros en esta ficción. Sin embargo esta carencia se suple con una descripción por parte del autor muy completa, que coloca en el lugar al oyente pero no indica en qué lugar se encuentra.

David RAMET, Ficciones radiofónicas.

BRADBURY: Al final de cada jornada el menor esfuerzo significa una especie de victoria

Debemos alzar las armas cada día, sin excepción, sabiendo quizá que la batalla no se puede ganar del todo, y que debemos librar, aunque más no sea, un flojo combate. Al final de cada jornada el menor esfuerzo significa una especie de victoria. Acuérdense del pianista que dijo que si no practicaba un día, lo advertiría él; si no practicaba durante dos, lo advertirían los críticos, y que al cabo de tres días se percataría la audiencia. Hay de esto una variante válida para los escritores. No es que en esos pocos días se vaya a fundir el estilo, sea lo que fuere. Pero el mundo le daría alcance a uno, e intentaría asquearlo. Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno y empezaría a morir, o desquiciarse, o las dos cosas. Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no lo destruya. Porque escribir facilita las recetas adecuadas de verdad, vida y realidad, que permiten comer, beber y digerir sin hiperventilarse y caer en la cama como un pez muerto.

Ray BRADBURY, Zen en el arte de escribir, Minotauro, Barcelona, 1995.

domingo, 19 de octubre de 2014

RODRÍGUEZ JIMÉNEZ: Estrujando la nariz

Día 290
11.45 El espécimen que ahora estoy investigado (Rsn-75) permanece toda la mañana en su oficina, escribiendo en un aparato muy primitivo que los terrícolas llaman ordenador personal. Puedo comprobar que Rsn-75 no muestra mucha destreza tecleando: sólo utilizaba dos dedos.Velocidad de 30 palabras por minuto.
18.50 Rsn-75 sale del trabajo. Por lo que le he podido entender –ha intercambiado crípticos mensajes con Mrd-75–, se dirige a lo que los terrícolas llaman salón de belleza. Pensé que querría cortarse el pelo –lo tiene muy largo–, pero mi hipótesis se demostró equivocada.
19.00 Rsn-75 entra en una minúscula habitación donde una operaria comienza a masajearle la cara. Luego, la misma operaria pasa a estrujarle la nariz. Rsn-75 hace gestos de dolor, pero no dice nada ni se queja. Finalmente, la operaria le cubre de engrudo la cara y la deja sola.
No sé exactamente el objetivo de todo esto. Los terrícolas tienen una expresión (“tocar las narices”), que viene a significar molestar al prójimo. Quizá el sujeto Rsn-75 esté tratando de desarrollar una mayor resistencia al tocamiento de su nariz. Me parece una buena explicación. Lástima que nosotros, los habitantes del planeta Mlob, carezcamos de esa extraña protuberancia facial.

Julián RODRÍGUEZ JIMÉNEZ, Investigaciones en el Tercer Planeta, Esplandián Editores, Madrid, 1999.

No es país para maltratadores


Cuando regresé, Molly le había colocado a la muchacha unas tiritas en la rodilla. Seguía sentada en el mismo sitio en que la había dejado.

–¿No ha podido dormirse?

–No, sheriff, no quería dormirse –respondió Molly.

–¿Y sus padres?

–Su padre ha dicho que no vendrá a recogerla.

Comprendí.

Fui al servicio y me lavé las manos. El chico no se había defendido, por lo que no le golpeé mucho. Sólo lo suficiente para que no olvidara aquella noche jamás. Sus amigos, que cuando llegué estaban riéndose de sus hazañas, se limitaron a mirarme cuando le di la paliza. Nadie dijo nada. Aquella era una lección que no enseñaban en la escuela y, probablemente, tampoco en sus casas. En cualquier caso, tenía los nudillos enrojecidos. Pensé que llegaría el momento en que sería muy viejo para este trabajo. Algún chico algún día me haría frente. 

–Vamos –le dije a la muchacha–. Te llevaré a casa.

Recorrimos las cinco millas en silencio. Quizá debí decirle algo, pero me sentía cansado. La muchacha sólo habló una vez, cuando me indicó que tenía coger el cruce de Falcon Pass para llegar a su casa. 

Las luces estaban apagadas. Sin embargo, cuando paré el coche, la puerta se abrió. En el porche vi dos figuras. La madre echó a correr hacia el coche. Abrió la puerta del acompañante y se llevó a su hija adentro. El padre era diez años más joven que yo, pero parecia un anciano. Tendría que hablar con él. Sería lo más duro de la noche.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Libros de septiembre

  • Anábasis
  • El Cercano Oriente
  • El busto del emperador
  • El precio del paraíso
  • Los lenguajes perdidos
  • La familia de Pascual Duarte
  • Historia de China en el siglo XIX
  • Poltava. La batalla que conmocionó Europa
  • El crimen que desató la Guerra Civil
  • Cuadernos americanos
  • Memoria viva de la transición
  • En la corte de Ronnie
  • El buitre
  • Misterios de la historia
  • Podemos. Deconstruyendo a Pablo Iglesias
  • El informe de Brodie
  • Diez veces siete
  • El Imperio romano
  • El libro de los abrazos
  • Las 101 cagadas del español
  • La República romana
  • Los griegos
  • Platón y el ornitorrinco
  • Las voces de Marrakesh
  • Las mujeres que no amaban a los hombres
  • Diario de Petter Moen
  • Una novela francesa
  • Bartleby, el escribiente
  • Constantinopla. El imperio olvidado
  • Miramientos
  • La batalla
  • El agente Zigzag
  • La sombra del águila
  • Historia de las cosas