Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 30 de junio de 2014

DE MELLO: Los expertos

Un hombre a quien se consideraba muerto fue llevado por sus amigos para ser enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro. Abrieron el féretro y el hombre se incorporó. "¿Qué estáis haciendo?", dijo a los sorprendidos asistentes. "Estoy vivo. No he muerto."

Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio. Al fin, uno de los deudos acertó a hablar: "Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto. Y ¿cómo van a haberse equivocado los expertos?". Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente.


Anthony DE MELLO, El canto del pájaro, Sal Terrae, Santander, 1982.

CANETTI: Alegría por las subidas de los precios

Se pasea por las calles de la ciudad, mira todos los escaparates y se siente feliz porque todo es más caro. Objetos que antes le eran indiferentes ahora le incitan a la compra. Le preocupa que todo pueda abaratarse de repente, antes de haber podido comprarlos caros. Sonríe a los vendedores, que se avergüenzan y que, en cualquier caso, le miran con una mirada culpable o descarada. El les anima: ¡más! ¡subidlos más! ¿No lo habría más caro? Pero no le entienden y creen que busca algo de mejor calidad. Le gustaría estar presente cuando suban los precios, siempre ocurre a sus espaldas, de noche, cuando las tiendas están cerradas.

Elias CANETTI, El suplicio de las moscas, Anaya & Mario Muchnik, Madrid, 1994.

domingo, 29 de junio de 2014

NAUJNAS: La crema de cacao

Adiviritió que había girado un bote para que ella no viera de qué se trataba. Fingió no haberse dado cuenta y regresó a la habitación de estar sin decir nada. Él abrió la botella de vino mientras ella terminaba de preparar los aperivos. Sólo entonces comenzaron a ver la película. Ella, empero, no podía dejar de pensar en aquel bote. No paraba de preguntarse qué contendría. ¿Por qué había intentado él esconderlo? Intentó concentrarse en la película, pero era tan aburrida como casi todas las que a él le gustaban. Ya se había acostumbrado a permanecer horas y horas sentada, soportando el suplicio, fingiendo interés.

–Creo que tengo que ir al servicio –dijo él de pronto. Debía rendir visita al baño regularmente. Demasiado a menudo.

Sin esperar ninguna respuesta, detuvo la imagen, se levantó y salió. Cuando escuchó cerrarse la puerta del baño, ella se incorporó y, después de escuchar los ruidos que él hacía, se dirigió a la cocina. Allí abrió la nevera. Miró el bote. Crema de cacao con avellanas. Estaba medio vacío. Regresó rápidamente al sofá y se echó un largo trago de vino. ¿Eso es lo que él trataba de ocultarle…? ¿Qué más secretos tendría?

Él regresó y reanudó la película.

–Está muy bien, ¿no?

Ella asintió sin decir nada.

Odic NAUJNAS, La crema de cacao.


sábado, 28 de junio de 2014

JOHNSON: Los diversos hombres que había encarnado

 

Pasados los años, Ranse Foster pensaba en los diversos hombres que había encarnado. No admiraba mucho a ninguno de ellos. No se avergonzaba para nada de la persona en que finalmente se convirtió, salvo en que esta le debía demasiadas cosas a otros. Una de las identidades que impostó en su juventud fue la de un estudiante serio, diligente y crédulo. También fingió ser un tipo inquieto y sin metas. Se marchó al Oeste con dos mil dólares de su peculio tras haber disputado con el albacea de su padre. Aquella encarnación no duró mucho. Liberty Valance le azotó con una fusta y le golpeó hasta dejarlo inconsciente, sin más razón que Liberty, al encontrarle y reconocerle como novato, pudo hacerlo así. Aquel hombre murió en la pradera. Después de él, se transformó en el individuo que puso el cebo que iba a atraer a Liberty Valance a Twotrees.

Ranse Foster nunca había odiado a nadie hasta que conoció a Liberty Valance, pero Liberty no fue el último hombre al que aprendió a odiar. También detestaba a la persona en que se convirtió mientras esperaba volver a encontrarse con Liberty.

Dorothy M. JOHNSON, Indian Country,  Valdemar, Madrid, 2013.

jueves, 26 de junio de 2014

DE MELLO: Ricos

El marido: "¿Sabes, querida? Voy a trabajar duro y algún día seremos ricos".

La mujer: "Ya somos ricos, querido. Nos tenemos el uno al otro. Tal vez algún día también tengamos dinero".

Anthony DE MELLO, El canto del pájaro, Sal Terrae, Santander, 1982.

miércoles, 18 de junio de 2014

LINDO: Aprender a decir no

Me he pasado un año pagándole al psicólogo un dineral para aprender a decir no, y ahora digo que no a todo, hasta a cosas que me apetecerían bastante.

Elvira LINDO, El mundo es un pañuelo. Tinto de verano 2, Santillana, Madrid, 2002.