Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."
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lunes, 15 de julio de 2013

POWELL: Sencillamente, me marché y la dejé ahí

 

En uno de aquellos trabajos apenas duré una semana. Consistía en pasear a una vieja cascarrabias en silla de ruedas. Por su aristocrático modo de hablar debió de haber sido alguien tiempo atrás, pero lo único que conservaba de entonces era un viejo criado que cuidaba de ella, y una casa enorme. Mi trabajo consistía en ir allí por la mañana y ayudar a la señora a sentarse en su silla de ruedas. Créanme, con la toca, la esclavina y las botitas abotonadas, aquello no era moco de pavo, y encima, mientras yo lo hacía, ella no paraba de incordiarme. Una vez que conseguía instalarla cómodamente en la silla, tenía que llevarla de tiendas. A mí me tocaba entrar en los establecimientos y decir: «La señora Graham está fuera. ¿Tendría la amabilidad de salir para tomar su pedido?». ¿Se imaginan entrar hoy en una tienda y pedir al tendero que salga para tomar nota? Pero por aquel entonces, pese a que ella era más pobre que las ratas, con sus modales aristocráticos, los tenderos salían obsequiosos y solícitos para atenderla, y luego le mandaban todo lo que había pedido. 

Nada de lo que yo hiciera estaba bien para su gusto. O no la había colocado bien fuera de la tienda, o le daba el sol en los ojos, o yo le había dado en la espalda. 

Una mañana de un precioso día de verano me pidió que la llevara a pasear junto a la orilla del mar. Fuimos hasta el Muelle Oeste, que quedaba a unos dos kilómetros. Allí me pidió que colocara la silla de manera que el viento le diera por detrás y que, a la vez, pudiera seguir viendo a la gente. Tenía un día malísimo y se lo pasó entero quejándose, así que tuve que colocarla como seis veces y seguía estando mal. Al final, abandoné. No dije nada. Sencillamente, me marché y la dejé ahí. Nunca supe qué le pasó luego, ni cómo volvió a su casa, ni nada.

Margaret POWELL, En el piso de abajo, Alba, Barcelona, 2013.

domingo, 23 de junio de 2013

DENEVI: La mujer ideal no existe

Sancho Panza repitió, palabra por palabra, la descripción que el difunto don Quijote le había hecho de Dulcinea. Verde de envidia, Aldonza masculló:

–Conozco a todas las mujeres del Toboso. Y le puedo asegurar que no hay ninguna que se parezca ni remotamente a esa que usted dice.

Marco DENEVI, Falsificaciones, Thule Ediciones, Barcelona, 2008.

ORTEGA Y GASSET: La suprema misión de la mujer

La mujer fue primero para el hombre una presa —un cuerpo que se puede arrebatar. A esta emoción venatoria sucede un sentimiento más delicado y de signo opuesto Lo que en la mujer puede ser botín y presa que se toma de arrancada no satisface. Un mayor refinamiento del hombre le hace desear que la presa lo sea por espontánea impulsión. El botín de su feminidad, en rigor, no se posee si no se gana. La presa se torna premio. Y para alcanzarlo es preciso hacerse digno de él, adecuarse al ideal de» hombre que en la mujer dormita. Por este curioso mecanismo se invierten los papeles: el eversor cae prisionero. Si en la época del mero instinto sexual la actitud del varón es predatoria y se arroja sobre la belleza transeúnte, en esta etapa de entusiasmo espiritual se coloca, por el contrario, a distancia, se orienta desde lejos en el semblante femenino para sorprender en él la aprobación o el desdén.La verdadera misión histórica de la hembra humana aparece sin claridad por olvidarse que la mujer no es la esposa, ni es la madre, ni es la hermana, ni es la hija. Todas estas cosas son precipitados que da la feminidad, formas que la mujer adopta cuando deja de serlo o todavía no lo es. Sin duda, quedaría el universo pavorosamente mutilado si de él se eliminasen esas maravillosas potencias de espiritualidad que son la esposa, la madre, la hermana y la hija —de tal modo venerables y exquisitas, que parece imposible hallar nada superior.
Mas es forzoso decir que con ellas no están completas las categorías de la feminidad y que ellas son inferiores y secundarias si se emparejan con lo que es la mujer cuando es mujer y nada mas. Cada una de esas advocaciones del ser femenino se diferencia de las restantes y se define por su oficio eficaz. Nadie ignora lo que es ser madre y esposa, hermana o hija. Pues bien, ese cuádruple oficio conmovedor no existiría si la hembra humana no fuese además —y antes que todo eso— mujer. ¿Pero qué es la mujer cuando no es sino mujer? Yo no podría responder a esta pregunta sin rectificar antes la tradicional noción de los ideales. Desde hace doscientos años, señora, el oficio de la mujer, cuando no es sino mujer, es ser el concreto ideal («encanto», «ilusión») del varón. Nada más. Pero nada menos. Puede un hombre amar con insuperable fervor a la madre, esposa, hija o hermana sin que haya en su sentimiento la menor tonalidad de ilusión. Por el contrario, puede sentirse ilusionado, encantado, atraído, sin que experimente nada de eso que propiamente llamamos amor filial, paterno, conyugal o fraternal. Las mujeres, con su aguda intuición, distinguen perfectamente cuándo en las emociones que suscitan existe ese matiz de la ilusión y, en el secreto de su ánima, sólo entonces se sienten halagadas y satisfechas. Decía Ramón Campos, un fino escritor español de fines del siglo XVIII, que «sólo una cosa puede llenar por completo el corazón del hombre, y es el corazón de la mujer». De suerte que la mujer es mujer en la medida en que es encanto o ideal. La profunda intervención femenina en la historia no necesite consistir en actuaciones, en faenas, sino en la inmóvil, serena presencia de su personalidad. A mi juicio, es ésta la suprema misión de la mujer sobre la tierra: exigir, exigir la perfección al hombre.

José ORTEGA Y GASSET, Obras completas. Tomo III. Epílogo del libro De Francesca a Beatrice, Revista de Occidente, Madrid, 1966.

sábado, 9 de marzo de 2013

MILLÁS: Da asco


Este expediente se resuelve con dos palabras: da asco. Es una pena que no haya una oficina donde apostatar del género humano. 

-Me desapunte usted de esta mierda, por favor. 

Hablamos, claro de la alianza, en Ponferrada, entre el PSOE e Ismael Álvarez, una alianza que se veía venir desde que Álvarez obtuviera sus cinco o seis concejales gracias a los votos de una sociedad completamente enferma, una sociedad en la que la víctima, Nevenka Fernández, pese a haber ganado la batalla judicial, perdió la social, pues tuvo que exiliarse. Y en el exilio continúa. Su acosador, en cambio, fue recibido con vítores en todos los bares de la región, donde hizo más amigos de los que tenía antes del crimen. Un héroe. 

Se veía venir, decíamos, desde las últimas elecciones municipales. ¿A qué viene ahora la extrañeza de Rubalcaba y los lloriqueos de Oscar López, que en el momento de escribir estas líneas continúa sin dimitir? Lo han hecho todo ante sus ojos. Si lo sabía yo, que soy un piernas, lo sabía toda la ejecutiva del partido. ¿Pero cuánto vale la alcaldía de Ponferrada? Mucho, muchísimo, y hablamos de pasta, de pasta de todos los colores, incluido el negro. Eso ha sido, la pasta. Olvídense ustedes de toda la retórica biempensante del nuevo alcalde, al que daba asco ver en la tele abrazándose, ebrio, a sus compañeros. Parecía una escena del 22 de diciembre, después del Gordo. 

Y es que, en efecto, le había tocado el Gordo. En su día, Nevenka se quedó sola, completamente sola, ya que el feminismo de la época pensó: “Que se joda, no haber sido de derechas”. Así me lo reconoció, tras la publicación de mi libro sobre el caso, un grupo de mujeres socialistas que me invitó a cenar y me regaló un ramo de flores. Así que teníamos, por un lado, a Ana Botella, y todos los suyos, solidarizándose con el acosador y, por otro, a toda la izquierda callada frente a lo que consideraba un ajuste de cuentas entre gente de la derecha. Que lo arreglen entre ellos. Que se joda. No haber sido guapa. 

Pero porque hay historia, y una historia muy fea, este pacto explícito entre acosadores e idiotas no tiene nombre. ¿Pero dónde estaban, Dios mío, dónde estaban, todas las militantes del PSOE en el momento de consumarse la moción que daba la alcaldía al tonto de Samuel Folgueral? Perdón, ya caigo: estaban celebrando el Día Internacional de la Mujer.

Juan José MILLÁS, Acosadores e idiotas.

El País, domingo 9 de marzo de 2013.

miércoles, 8 de agosto de 2012

COPPOLA: Una cita

La otra noche tuve una cita. Me vino a buscar, me ayudó a ponerme la chaqueta, me abrió la puerta del coche. En el restaurante, me preguntó qué clase de cerveza prefería. Yo era consciente de mi remolino de sentimientos desconocidos. Cuando el camarero chino trajo la cuenta, la había dividido cuidadosamente por dos, marcando con un círculo los dos totales idénticos.



Eleanor COPPOLA, Notas a Apocalypse Now. Diario de una filmación, Emecé, Buenos Aires, 2002.

jueves, 2 de agosto de 2012

MAHMOODY: ¿Por qué?


Mientras los niños jugaban, Ellen y yo tuvimos una conversación seria.

Le hice la pregunta que me atormentaba.

-¿Por qué?

-Quizá si estuviera en tu situación, me hubiera quedado en América -dijo al cabo de un momento de profunda meditación-. Pero todo lo que tengo está aquí. Mis padres están jubilados y no tienen dinero para ayudarme. Yo no poseo dinero, ni educación, ni habilidades. Y tengo dos hijos.

Aun así, era difícil para mí comprenderla. Y lo que es más, Ellen hablaba con rencor de Hormoz.

—Me pega —dijo llorando—. Pega a los niños. Y no ve nada malo en ello.

Las palabras de Nasserine vinieron a mi memoria: "Todos los hombres son así".

Ellen había tomado su decisión, no por amor sino por miedo. Se basaba en razones económicas, en vez de emocionales. Ellen no se veía capaz de enfrentarse con las inseguridades que son el precio de la emancipación. En su lugar, había elegido una vida que era horrible en sus detalles, pero que ofrecía al menos un remedo de lo que ella llamaba seguridad.

Finalmente respondió a mi "por qué" a través de sus sollozos.

—Porque, si volviera a los Estados Unidos, temo que no podría soportarlo.

Yo lloré con ella.

Betty MAHMOODY, William HOFFER, No sin mi hija, Círculo de Lectores, Barcelona, 1991.

miércoles, 1 de agosto de 2012

XINRAN: Casada por la revolución

El líder del regimiento me indicó que me detuviera y que le acompañara. Le seguí a la oficina, donde me preguntó en tono grave

-¿Estás preparada para completar cualquier misión que el Partido tenga preparada para ti?

—Por supuesto —respondí sin dudar ni un instante. Yo siempre había querido unirme al Partido, pero, sabiendo que mi familia no era revolucionaria, entendía que debería trabajar más duro que los demás para competir con ellos.

—¿Estás lista para cumplir cualquier misión incondicionalmente, sin importarte la que sea?

Yo estaba perpleja. El líder del regimiento había sido siempre tan directo, ¿por qué ahora se mostraba tan esquivo? Sin embargo, me repuse al instante y le dije:

-¡Sí, le aseguro que llevaré a cabo la misión!

No parecía estar demasiado a gusto con mi determinación, pero me ordenó cumplir con mi urgente misión inmediatamente, y tuve que partir aquella misma noche hacia el campamento del gobierno regional. Quería despedirme de mis amigos, pero él dijo que no había necesidad. Que eran tiempos de guerra. Acepté y me marché con dos de los soldados enviados para recogerme. Ellos no dijeron palabra durante las dos horas que duró el viaje, y yo tampoco podía preguntar, ésa era la regla.

En el campamento del gobierno regional fui presentada a un oficial mayor, vestido con uniforme del ejército. Me miró de arriba abajo y dijo:

-No está mal... pues bien, desde hoy serás mi secretaria. A partir de ahora deberás estudiar más, trabajar duro para mejorar y esforzarte para unirte al Partido cuanto antes.

Luego ordenó a alguien que me llevara a una habitación a descansar. La habitación era muy cómoda, había hasta un edredón nuevo sobre el kang. Realmente parecía que trabajar para el líder sería algo diferente, pero estaba tan exhausta que no le di más vueltas al tema y me dormí.

Más tarde, esa misma noche, fui despertada por un hombre que se metió en mi cama. Aterrorizada, estaba por gritar cuando me tapó la boca con la mano y dijo en voz muy baja:

-Shhh... no molestes el sueño de los demás camaradas. Ésta es tu misión.

—¿Misión?

—Sí, a partir de hoy ésta será tu misión.

La dura voz pertenecía al oficial mayor que había conocido más temprano. No tenía fuerzas para defenderme, y no sabía cómo. Sólo pude llorar.

Al día siguiente, el Partido me informó de que estaban preparando una sencilla fiesta para celebrar nuestro matrimonio. Ese oficial es ahora mi marido.

XINRAN Xue, Nacer mujer en China. Las voces silenciadas, Planeta, Barcelona, 2007.

lunes, 30 de julio de 2012

XINRAN: Por favor, sálvala

Muy estimada Xinran:

Escucho todos tus programas. De hecho, todos los habitantes de mi aldea disfrutan escuchándolos. Pero el motivo de mi carta no es contarte lo buenos que son tus programas; te escribo para contarte un secreto.

No es realmente un secreto, porque todo el mundo en la aldea lo sabe. En la aldea hay un anciano lisiado de sesenta años que recientemente compró una joven esposa. La muchacha parece muy joven. Creo que la han secuestrado. Ocurre con cierta frecuencia por aquí, pero muchas de las chicas suelen escaparse más tarde. El anciano teme que su esposa se escape y la tiene atada con una gruesa cadena de hierro. Su cintura está en carne viva por el roce con la pesada cadena: la sangre se ha filtrado a través de sus ropas. Creo que eso la matará. Por favor, sálvala.

Hagas lo que hagas, no menciones mi carta en la radio. Si los aldeanos lo descubren, expulsarán a mi familia.

Espero que tu programa sea cada vez mejor.

Tu leal oyente,

Zhang Xiaoshuan

XINRAN Xue, Nacer mujer en China. Las voces silenciadas, Planeta, Barcelona, 2007.

jueves, 22 de marzo de 2012

VOLTAIRE: Mujeres

Un hombre tiene siempre razón cuando admite que se equivoca frente a una mujer.

VOLTAIRE, Sarcasmos y agudezas, Círculo de Lectores, Barcelona, 2004.

lunes, 19 de marzo de 2012

BARKER: Anna L. January, interested in temperance

Osawatomie claims Anna L. January, the author of "Historic Souvenir of Osawatomie, Kansas," "John Brown Battle Grounds," "Calvin Monument," and "Lookout and Park;" also, numerous poems.

Mrs. January is a native of Wilmington, Ohio, coming to Kansas in 1898. She taught school three years and in 1901 married D. A. January of Osawatomie. They have one child, a son of four years. An active worker in the Congress of Mothers and interested in temperance and suffrage work, Mrs. January still finds time to write many short poems.

Nettie Garmer BARKER, Kansas Women in Literature.

martes, 13 de marzo de 2012

BARKER: Mrs. Emma Tanner Wood

Mrs. Emma Tanner Wood, a Topeka woman, began newspaper work in 1872. The result of those early years' work was "Spring Showers," a volume of prose. After thirty years of study and experience among the defectives, she wrote "Too Fit For The Unfit," advocating surgery for the feeble-minded. The story of Mrs. Benton, one of the characters, led Mrs. Wood to introduce a law preventing children being sent to the poor house. This was the first law purely in the interest of children ever passed in Kansas. Later, a law preventing traveling hypnotists from using school children as subjects in public exhibitions was drawn up by Mrs. Wood and passed.

Several years ago, a book on hypnotism, far in advance of the public thought, was written and is to be published this year.

Mrs. Wood is seventy years young and as she says: "finds age the very sweetest part of life. It is no small satisfaction to laugh at the follies of others and know that you are past committing them. It is equally delightful to be responsible only to one's self and order one's life as one chooses. Every day is a holy day to me now and the sweetness of common things, grass, flowers, neighborly love, grand-children, and home comforts fill me with satisfaction. To think kindly of all things under the sun (but sin); to speak kindly to all; to do little kindly acts is a greater good to the world at large than we think while we are in the heat of battle."

Nettie Garmer BARKER, Kansas Women in Literature.

jueves, 8 de marzo de 2012

DOYLE: La mujer


Así fue como los mejores planes de Sherlock Holmes fueron arruinados por el ingenio de una mujer. Antes, mi compañero acostumbraba burlarse mucho de la supuesta inteligencia femenina, pero no he oído que lo haga últimamente. Y cuando habla de Irene Adler, o cuando se refiere a su fotografía, siempre lo hace bajo el honorable título de la mujer.

Arthur Conan DOYLE, Las aventuras de Sherlock Holmes, Esplandián Editores, Madrid, 1996.

miércoles, 7 de marzo de 2012

PORTIS: Por qué no me casé


Rooster fue enterrado en nuestra parcela familiar. La gente de aquí, de Dardanelle y de Russeville dijeron: bueno, la mujer apenas conocía a ese tipo, pero es muy propio de una solterona chalada hacer una chifladura como esta. Sé lo que la gente dice aunque no me lo diga en la cara. A todo el mundo le encanta hablar. Las calumnias son admitidas y divulgadas aunque no tengan sustancia alguna. Dicen que yo solo tengo dos cariños: el dinero y la Iglesia presbiteriana y que por esto no me casé. Creen que todo el mundo está muerto de ganas de casarse. Es cierto que quiero mucho a mi Iglesia y a mi banco. ¿Qué tiene esto de malo? Les contaré un secreto: ¡esa misma gente se vuelve toda mieles cuando viene a pedirme un préstamo agrícola o una renovación de hipoteca! Nunca dispuse de tiempo para casarme, pero a nadie le importa que yo esté o no soltera. Si me diese la gana, me casaría con cualquier feo tipejo y lo nombraría cajero. Pero nunca me he entretenido en tales tonterías. Una mujer con cerebro, sin pelos en la lengua, con medio brazo amputado y con una madre inválida a la que atender tiene ciertas desventajas, si bien debo decir que podría citar a tres o cuatro desagradables viejos que en tiempos remolonearon a mi alrededor con los ojos fijos en mi banco. ¡No, muchas gracias! Quizá les sorprendiera a ustedes conocer sus nombres.

Charles PORTIS, Valor de ley, Debolsillo, Barcelona, 2011.

miércoles, 29 de febrero de 2012

MOORE: Las mujeres


Soy del parecer a partir de la mera observación de la mujer con la que vivo que cuando Dios se afanaba por crear el mundo, pasó la mejor parte del sexto día ideando el aspecto de la mujer. Nadie puede dejar de notar el toque del artesano en el cenit de su capacidad creativa. Las formas, las curvas, la simetría, todo ello es una obra de arte. La piel es suave y tersa; su cabello, sano y espeso. Conste que no se trata de comentarios salaces, sino de las conclusiones extraídas por el crítico de arte que hay en mí. Las mujeres son asombrosamente bellas.

¿Y qué le pasó a Dios a la hora de hacernos a nosotros? Por lo visto, ya había agotado sus mejores trucos. Para cuando le tocó el turno al hombre, el Señor andaba algo aburridillo y distraído pensando en cosas más placenteras como el descanso del domingo.

Así que los hombres acabamos como los Chevrolet: ensamblados descuidadamente en la cadena de montaje y con averías garantizadas a corto plazo. Es por eso por lo que tratamos de pasar apoltronados el mayor tiempo posible; el ejercicio necesario para recoger lo que vamos consumiendo y desechando podría acarrearnos una afección cardíaca. Nuestros cuerpos fueron hechos para levantar, cargar y lanzar, pero sólo por un tiempo limitado. Y ¿qué puedo decir de ese apéndice extra con que se nos dotó? Vamos a ver. En sus prisas por acabar el engendro, parece que Dios agarro una pieza suelta del taller y nos la pegó sin miramientos. Una chapuza. Si cualquiera de nosotros tomase algo parecido y lo pegara a un árbol o a una farola, veríamos que la cosa no queda muy bien. Pero nadie cuestiona su presencia en el cuerpo masculino. Como una criatura surgida del universo Alien y retocada por Frank Purdue, el órgano sexual masculino es testimonio de que, como en las inundaciones de Bangladesh o los dientes de los ingleses, Dios yerra a discreción.

Michael MOORE, Estúpidos hombres blancos, Ediciones B, Barcelona, 2004.

martes, 28 de febrero de 2012

LEWIS: Cumple con tu deber de mujer

El señor Pizarro no era mal parecido. Y debía valer algo si era miembro ejecutivo del Sindicato. Podía ayudarme. Si él quería algo de mí yo estaría dispuesta... sobre todo cuando estuviéramos fuera de la ciudad en locación, o cuando ya lo conociera mejor. Acto seguido fui a arreglarme las uñas y a peinarme y saqué mi mejor vestido del empeño donde lo había llevado Roberto cuando necesitó dinero en un apuro. Era mejor ir bien presentada.

Pero no me esperé que este señor me llevara a un motel ese mismo día y que me forzara como lo hizo el señor Montero. ¿Es que de veras tengo el aspecto de mujer fácil? Traté de luchar con él y cuando ya no pude me volví una piedra. Me controlaba en una forma increíble y no respondí... Este fulano estaba desesperado y encajó su rodilla en mí.

—¡Señor Pizarro, por favor, no me trate así!

—¿Y qué quieres? Soy hombre... o qué... ¿quieres que deje de serlo para que después te burles de mí? ¿Quieres que rebaje mi calidad de hombre? Cumple con tu deber de mujer.


Oscar LEWIS, Los hijos de Sánchez, Mortiz, México, 1965.

domingo, 30 de octubre de 2011

CASTILLA DEL PINO: La función de la mujer

La mujer es reprimida, y asimila más o menos perfectamente su aprendizaje en la represión, para que, desde su función «excelsa» de madre (todo lo más, adornada con alguno de los atributos de «la mujer ideal», con que se nos obsequia anualmente), se torne ella en el ejecutor primario de la represión del establishment.

Carlos CASTILLA DEL PINO, Cuatro ensayos sobre la mujer, Alianza, Madrid, 1989.

domingo, 7 de agosto de 2011

DENEVI: Las mujeres sabias

Los hombres la creen tonta. Creen que no se da cuenta de nada, que lo único que sabe hacer es maquillarse, sonreír, manejar con gracia el abanico y tocar el clavicordio. Roxana no mata una mosca, dicen. Está siempre en las nubes, dicen. En fin, la tienen por una perfecta babieca a la que se la puede engañar como a un niño. Pero es ella quien engaña a todos. Ha comprendido desde el primer momento que las cartas de Cristián las escribe Cyrano. Y que el famoso discurso debajo de su balcón lo pronunció Cyrano (reconoció su horrible voz gascona) y no Cristián. Sabe que Cyrano es una lumbrera y que Cristián es un burro. Pero ama a Cristián y no ama a Cyrano. De modo que sigue la comedia. ¿O qué pretendemos? ¿Que admita, delante de todos nosotros, no ignorar las pocas luces de Cristián y, sin embargo, estar enamorada de ese borrico? Entonces sí que la pondríamos en la picota. Sus amigas, sobre todo, se burlarían de ella. En cambio nos convence de que está convencida de la inteligencia de Cristián gracias a los trucos de Cyrano. Después que se case con Cristián todo el gasto de cerebro lo hará ella, aunque atribuyéndoselo a su marido.

Marco DENEVI, Falsificaciones, Thule Ediciones, Barcelona, 2008.

sábado, 2 de abril de 2011

MARTÍNEZ GUZMÁN: Cartas desde el maltrato

13 DE ABRIL DE 2006
Le digo a Quique que podía especializarse en algo, en paneles solares, por ejemplo. Pero qué va, dice que no tiene cabeza. No se esfuerza ni una gota en mejorar… Y encima, cuando no sabe defenderse con las palabras, que es siempre, decide hacerlo mediante chillidos, que aún es peor, pero eso sólo en casa, porque fuera es el tío más callado del mundo.

7 DE JULIO 2006
No soporto cada vez que se acerca a mí para besarme, cada vez que intenta rozarme, no me gusta nada de él... Me pregunto en qué demonios estaba pensando cuando decidí empezar una vida con él.

16 DE JULIO 2006
Pero ya pronto todo esto se acabará y empezará una nueva vida para nosotras. Sin gritos, sin olor a cerveza.

25 DE JUNIO 2007
Las semanas se me hacen interminables con este tío a mi lado. Otra vez en mi cama, según él, a consolarme. Primero se lo he dicho educadamente, que me deje, que no quiero que me toque, pero al final un poco de violencia, otro agarrón del brazo, insultos.

11 DE NOVIEMBRE 2007
Este hoy ha vuelto a llorar, a pedirme mil veces perdón por todo lo que me hace. Le tengo tanto asco que me vuelven a entrar ganas de vomitar…

1 DE ENERO 2008
Tengo marcas en las muñecas, me duelen los ojos de tanto llorar, ha vuelto a hacerlo, en nombre del amor ha vuelto a ponerse sobre mí, a pesar de mis lloros.

10 DE MARZO 2008
Me siento tan vacía y dañada, me siento tan inservible, tan humillada, tan sucia, tan pisoteada… pero, eso sí, finjo porque no quiero hacerle daño a la gente que quiero, prefiero que me masacren a mí.

28 DE ABRIL 2008
Hace unos días que denuncié y todo ha sido una locura desde entonces. No puedo olvidar la imagen del cuchillo jamonero en su mano, junto a mi cuello, de la sensación de estar muerta, de pensar que en dos segundos mi vida se acababa. Después de la denuncia, mi desesperación en la huida para esconderme, el no poder parar de llorar en dos días, las 72 llamadas perdidas de él.

Roberto MARTÍNEZ GUZMÁN, Cartas desde el maltrato, Ediciones Kailas, Madrid, 2011.

lunes, 7 de febrero de 2011

GOLDBERG: No conozco a ningún escritor que sea feliz

"No conozco a ningún escritor que sea feliz."
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"Si hay algún destino claro para mí en esta vida, lo alcanzaré a través de la escritura."
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"Estás ante un camino sin indicaciones, donde las únicas señales válidas son las calaveras de aquéllos que no regresaron."
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"Abandoné porque en realidad no tenía ni la más remota idea sobre cómo empezar un libro o sobre cómo acabarlo."
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"A menudo luchamos contra nosotros mismas debido a la ignorancia o a las enseñanzas que hemos recibido de la sociedad."
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"Debemos estar dispuestas a descartar todas las páginas que haga falta, por mucho que hayamos trabajado en ellas. No pienses que es trabajo malgastado. Porque es el camino que te conducía a la puerta de entrada."
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"El camino del escritor requiere concentración, paciencia, compromiso, consciencia, aislamiento, fe y distancia respecto a las percepciones comunes."
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"Nunca se acobardó, se mantuvo fiel al apasionado impulso de la creación."
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"Cuanto más regularmente escribo más real me parece la historia."
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"Tener tiempo para escribir es simplemente eso. Una hora por aquí, media hora por allá."
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"Nunca afirmes nunca que escribirás cada día porque cuando no lo hagas -y te aseguró que habrá días que no lo harás- te odiarás a ti misma. Y en vez de escribir cada día, terminarás por no escribir nunca."
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"Si pierdes una oportunidad tienes que recuperarla."
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"En las estanterías se amontonan buenos libros esperando ser leídos. Podríamos acercar nuestra mente a la de esos autores y sacarles provecho."
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"Mi lástima por una ciudad sin librerías."
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"Absorber ese libro con todos mis sentidos para comprender al autor y cómo este tejé su historia."
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"Es asombroso lo que leen algunas personas -personas que en teoría quieren escribir- y, si lo hacen, la poca atención que prestan a lo que leen."
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"La práctica de la escritura nos obliga a ser nosotras mismas. No importa lo que hagamos para ocultarnos o disimular porque cuando escribimos perdemos el control."
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"Y el sur, a diferencia del resto del país, conoce la derrota."
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"Que una vez que lo hemos dado todo, tenemos que buscar ayuda para continuar."
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"Nunca me he avergonzado de leer un libro varias veces."
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"Aquellas cincuentra primeras páginas me hicieron tener fe en McCarthy."
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"El secreto es que todos estamos perdidos."
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"Era como si se cumpliese el mandato de Hemingway: escribe con claridad y contundencia sobre lo que más duele."
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"Me encontré inmersa en una tarea que me superó aunque pensaba que era capaz de hacer."

Natalie GOLDBERG, El rayo y el trueno, La Liebre de Marzo, Barcelona, 2001.

miércoles, 27 de octubre de 2010

SEIERSTAD: El librero de Kabul

"No tardé en notar que las mujeres guardaban silencio. La hermosa esposa casi adolescente de Sultán estaba sentada al lado de la puerta con un bebé en brazos, sin moverse ni decir palabra. La otra esposa estaba ausente esa noche. Las demás mujeres contestaban a preguntas y recibían elogios por la comida, pero en ningún momento tomaron la iniciativa en una conversación."
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"La superioridad de los hombres era algo tan inculcado que apenas se cuestionaba."
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"Dar una hija tan fácilmente significa que no vale nada y que la familia se alegra de librarse de ella. La espera y la indecisión aumentan el valor de la chica; la familia del varón tiene que ir varias veces a la casa de la muchacha y suplicar, convencer y traer regalos."
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"El islam es la religión salvadora que ha establecido la dignidad específica de la mujer: las mujeres no pueden permitirse atraer la atención de hombres inicuos que les dirijan miradas depravadas."
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"Prohibieron asimismo los zapatos con tacones altos, porque el taconeo amenazaba con distraer a los hombres."
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"Una vez dentro, es demasiado tarde para cambiar de opinión. Les quito el velo, el vestido, las sandalias, los pantalones y la ropa interior. Gritar es impensable: incluso si alguien viene en su auxilio, la culpa será de ella de todas formas, y saben que el escándalo les arruinaría la vida. Con las viudas no hay problema, pero si son chicas jóvenes, si son vírgenes, lo hago entre sus piernas, simplemente les pido que las aprieten. O lo hago por detrás, ya sabes, por detrás. Llegan con el velo y salen con el velo; nadie sospecha nada. Yo obtento lo que quiero y ellas se quedan con dinero para sus hijos."
***
"El polvo se levanta y se arremolina, antes de volver a posarse en el suelo detrás de ella. El olor a polvo no abandona nunca el apartamento. Leila no se puede librar del polvo: sus gestos, su cuerpo, sus pensamientos son polvorientos. Barriendo logra al menos quitar las migas, los trozos de papel, la basura. Barre todas las habitaciones varias veces al día: como todo tiene lugar en el suelo, éste se ensucia enseguida."
***
"Leila siente cómo su vida, su juventud y su esperanza se le escapan sin que ella pueda hacer nada por impedirlo. Su corazón es como una piedra pesada y solitaria condenada a ser machacada para siempre. Da media vuelta y llega a la puerta en tres pasos cerrándola tras ella sin ruido. Su corazón destrozado se queda atrás. Pronto se mezclará con el polvo que entra con el viento por la ventana para instalarse en las alfombras. Esa misma noche será ella misma quien tendrá que barrer su corazón y tirarlo al patio."

Asne SEIERSTAD, El librero de Kabul, Maeva, Madrid, 2003.