Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

miércoles, 29 de febrero de 2012

MOORE: Las mujeres


Soy del parecer a partir de la mera observación de la mujer con la que vivo que cuando Dios se afanaba por crear el mundo, pasó la mejor parte del sexto día ideando el aspecto de la mujer. Nadie puede dejar de notar el toque del artesano en el cenit de su capacidad creativa. Las formas, las curvas, la simetría, todo ello es una obra de arte. La piel es suave y tersa; su cabello, sano y espeso. Conste que no se trata de comentarios salaces, sino de las conclusiones extraídas por el crítico de arte que hay en mí. Las mujeres son asombrosamente bellas.

¿Y qué le pasó a Dios a la hora de hacernos a nosotros? Por lo visto, ya había agotado sus mejores trucos. Para cuando le tocó el turno al hombre, el Señor andaba algo aburridillo y distraído pensando en cosas más placenteras como el descanso del domingo.

Así que los hombres acabamos como los Chevrolet: ensamblados descuidadamente en la cadena de montaje y con averías garantizadas a corto plazo. Es por eso por lo que tratamos de pasar apoltronados el mayor tiempo posible; el ejercicio necesario para recoger lo que vamos consumiendo y desechando podría acarrearnos una afección cardíaca. Nuestros cuerpos fueron hechos para levantar, cargar y lanzar, pero sólo por un tiempo limitado. Y ¿qué puedo decir de ese apéndice extra con que se nos dotó? Vamos a ver. En sus prisas por acabar el engendro, parece que Dios agarro una pieza suelta del taller y nos la pegó sin miramientos. Una chapuza. Si cualquiera de nosotros tomase algo parecido y lo pegara a un árbol o a una farola, veríamos que la cosa no queda muy bien. Pero nadie cuestiona su presencia en el cuerpo masculino. Como una criatura surgida del universo Alien y retocada por Frank Purdue, el órgano sexual masculino es testimonio de que, como en las inundaciones de Bangladesh o los dientes de los ingleses, Dios yerra a discreción.

Michael MOORE, Estúpidos hombres blancos, Ediciones B, Barcelona, 2004.