Jorge Luis BORGES: "Nadie puede leer dos mil libros. Yo no habré pasado de una media docena. Además no importa leer, sino releer."

lunes, 27 de febrero de 2012

PORTIS: Matando una rata

—Despierta —decía—. Despierta, hija.

—¿Qué pasa? —pregunté.

Cogburn estaba borracho y jugueteaba con el revólver de papá. Señaló hacia algo que había en el suelo, junto a la cortina de separación con la tienda. Miré. Era una gran rata. Estaba allí, agazapada en el suelo, con la cola recta, y comiéndose el grano que salía de un agujero de un saco. Di un respingo, pero Rooster me cubrió la boca con una mano que olía a tabaco e impidió que hiciese el menor ruido.

—Estate callada —me dijo.

Yo busqué con la mirada a Lee y supuse que se habría ido a la cama. Rooster siguió:

—Voy a probar un sistema nuevo. Ahora fíjate.

Se echó hacia delante y habló a la rata en voz baja, diciendo:

—Aquí tengo un mandato judicial que dice que debes dejar de comerte el maíz de Chen Lee inmediatamente. Es un mandato de rata. Un mandato extendido para una rata, y yo estoy cumpliendo legalmente dicho mandato.

Luego alzó la mirada hacia mí y preguntó:

—¿Ha parado de comer?

Yo no contesté. Nunca he perdido el tiempo alentando a los borrachos a hacer tonterías. Rooster siguió:

—A mí no me parece que haya parado.

Sostenía a baja altura el revólver de papá y disparó dos veces sin apuntar. El ruido atronó el pequeño cuarto e hizo que las cortinas se movieran bruscamente. Quedé ensordecida. Había una gran cantidad de humo. Lee se incorporó en su camastro y dijo:

—Si quieres pegar tiros, hazlo fuera.

—Estaba cumpliendo una orden de detención —replicó Rooster.

Charles PORTIS, Valor de ley, Debolsillo, Barcelona, 2011.